Nunca se entiende un sueño
más que cuando se quiere a un ser humano
despacio, muy despacio
y sin mucha esperanza.
Por ti he sabido yo cómo era el rostro
de un sueño: sólo ojos.
La cara de los sueños
mirada pura es, viene derecha,
Posesión de tu nombre,
sola que tú permites,
felicidad, alma sin cuerpo.
Dentro de mí te llevo
porque digo tu nombre,
felicidad, dentro del pecho.
«Ven»: y tú llegas quedo;
«vete»: y rápida huyes.
Tu presencia y tu ausencia
sombra son una de otra,
sombras me dan y quitan.
(¡Y mis brazos abiertos!)
Pero tu cuerpo nunca,
pero tus labios nunca,
felicidad, alma sin cuerpo, sombra pura.