Si te quiero
no es porque te lo digo;
es porque me lo digo y me lo dicen.
El decírtelo a ti, ¡Que poco importa
a esa pura verdad que es en su fondo
quererte! Me lo digo,
y es como un despertar de un no decirlo,
como un nacer desnudo,
el decirlo yo solo, sin designio
de que lo sepa nadie, tu siquiera.
Me lo dicen
el cielo y los papeles tan en blanco,
las músicas casuales que se encuentran
al abrir los secretos de la noche,
Si me miro en espejos
no es mi faz lo que veo, es un querer.
El mundo
según lo voy atravesando
que te quiero me dice,
a gritos o en susurros.
Y algunas veces, te lo digo a ti
pero nunca sabrás que ese “te quiero”
solo signo es, final, y prenda mínima;
ala, mensajera - roto al cabo,
en son, en blanca espuma -
del gran querer callado, mar total.
nudo
el decirlo yo solo, sin designio
de que lo sepa nadie, tu siquiera
Me lo dicen
el cielo y los papeles tan en blanco
las músicas casuales que se encuentran
al abrir los secretos de la noche.
Si me miro en espejos
no es mi faz lo que veo, es un querer.
El mundo
según lo voy atravesando
que te quiero me dice
a gritos o en susurros.
Y algunas veces, te lo digo a tí
pero nunca sabrás que ese 'te quiero'
solo signo es, final, y prenda mínima;
ala, mensajera - roto al cabo,
en son, en blanca espuma -
del gran querer callado, mar total.