Abrir los ojos. Y ver 
sin falta ni sobra, a colmo 
en la luz clara del día 
perfecto el mundo, completo. 
Secretas medidas rigen 
gracias sueltas, abandonos 
fingidos, la nube aquella, 
el pájaro volador, 
la fuente, el tiemblo del chopo. 
Está bien, mayo, sazón. 
Todo en el fiel. Pero yo... 
Tú, de sobra. A mirar, 
y nada más que a mirar 
la belleza rematada 
que ya no te necesita. 
Cerrar los ojos. Y ver 
incompleto, tembloroso, 
de será o de no será, 
—masas torpes, planos sordos— 
sin luz, sin gracia, sin orden 
un mundo sin acabar, 
necesitado, llamándome 
a mí, o a ti, o a cualquiera 
que ponga lo que le falta, 
que le de la perfección. 
En aquella tarde clara, 
en aquel mundo sin tacha, 
escogí: 
el otro. 
Cerré los ojos. 
Pedro Salinas (Madrid, 1891-Boston, 1951), autor de poemarios emblemáticos como Seguro azar, La voz a ti debida o El contemplado, es una figura clave del panorama cultural español del siglo XX. También cabe destacar su obra epistolar, en la que destaca Cartas a Katherine Whitmore y su Correspondencia (1923-1951) con el también poeta Jorge Guillén. Su vida, consagrada a la poesía y a la literatura, estuvo marcada por su exilio a Estados Unidos en 1936.