Dulce, blandamente la túnica abrió; y como se llevan al ara de un dios vívidas palomas de terso plumón, con su mano leve los senos me dió.
-Ámalos -me dijo- con igual pasión con que yo los amo: son niños en flor. A ellos me entrego cuando sóla estoy; arrullos y mimos sé para los dos.
Con leche los baño y rayos de sol; y son mis cabellos el lino mejor que calca y enjuga su rojo botón. Entre finas lanas triunfa su primor; yo los acaricio con trémula voz.
Como en mis entrañas nunca habrá un dolor, sé tú el pequeñuelo, busca su pezón. Y como besarlos jamás podré yo, dáles en mi nombre mil besos de amor.
Esta tarde casó Melisa, mi mejor amiga. Era propicio el signo: nuestras madres se hallaban encintas. En la ruta del cortejo no se han marchitado aún las rosas; brilla aún en las antorchas la llama nupcial.