La oscuridad del cielo adquiere perspectiva por los astros que brillan entre nubes dispersas, y es bello contemplarlo, y peligroso; el crepitar de leña que nos sugiere el sexo, canciones de acampada y juventud dispuesta a emborracharse con la luna; hay también quietud en lo profundo, donde no ocurre nada, allí donde podría imaginarse un vuelo de lechuza que atraviesa el silencio.
Y todo se resume en la palabra fugaz.
Pero yo me detengo en ese corro que corteja a la vida, compartiendo explosiones de júbilo y otra especie de guiños que luego buscarán intimidad a la luz de las brasas de la hoguera. Uno de ellos parece ensimismado: 'mañana... estos momentos...' se teme, y no disfruta.
Entre tanto, las chicas, sensuales con sus nucas descubiertas, dotadas de misterio por reverberaciones de llamas que iluminan, de vez en vez, sus rostros; ajenas al dolor que acaba de robarle la sonrisa al joven pensativo. Se saben triunfadoras del presente. Y el presente les dura hasta mañana.
La oscuridad del cielo adquiere perspectiva por los astros que brillan entre nubes dispersas, y es bello contemplarlo, y peligroso; el crepitar de leña que nos sugiere el sexo, canciones de acampada y juventud dispuesta a emborracharse