Nada dorado permanece, de Robert Frost | Poema

    Poema en español
    Nada dorado permanece

    El primer tinte de la naturaleza es dorado, 
    Para mantener su verde más intenso. 
    Su hoja temprana va floreciendo 
    Y vive apenas una instante. 
    La hoja muere al caer, danzante, 
    Como se hundió el Edén muy a su pesar, 
    Así el alba día a día desciende, 
    Pues nada dorado permanece. 

    • El primer tinte de la naturaleza es dorado, 
      Para mantener su verde más intenso. 
      Su hoja temprana va floreciendo 
      Y vive apenas una instante. 
      La hoja muere al caer, danzante, 
      Como se hundió el Edén muy a su pesar, 
      Así el alba día a día desciende, 

    • Cuando veo abedules oscilar a derecha 
      y a izquierda, ante una hilera de árboles más oscuros, 
      me complace pensar que un muchacho los mece. 
      Pero no es un muchacho quien los deja curvados, 
      sino las tempestades. A menudo hemos visto 

    • Un extraño llegó hasta la puerta en el ocaso, 
      Y habló con el justo novio. 
      Llevaba una vara blanca y verde en la mano, 
      Que a su vez sostenía todas sus cargas. 
      Preguntó, más con los ojos que con los labios, 
      Si habría refugio para él durante la noche,