Ningún otro cuerpo como el tuyo, de Rubén Bonifaz | Poema

    Poema en español
    Ningún otro cuerpo como el tuyo

    Ningún otro cuerpo como el tuyo 
    vino a salir sobre la tierra, 
    porque él es tú. Domingo diario, 
    simposio y lecho y mesa puesta 
    para los sentidos no platónicos. 

    Sin verte ni oírte, voy formándole 
    el molde de un instante tuyo; 
    el estuche justo, tu morada. 
    Espacio puro, impenetrable, 
    donde guardarlo aprisionado. 

    Siguiendo los innumerables 
    peldaños infinitesimales 
    de tu olor, bajando y ascendiendo, 
    las superficies reconozco, 
    maravilladas, de tu cuerpo. 

    Hueles a escollo soleado, 
    a huertas en la sombra, a tienda 
    de perfumes; a desierto hueles, 
    tierra grávida, a llovizna; 
    a carne de nardo macerada, 
    a impulsos de ansias animales. 

    Y cada aroma halla respuesta 
    en un sabor que lo sostiene, 
    y el regusto de la sal, el agrio 
    del fruto en agraz; dulcísimo, 
    el del fruto maduro y pleno, 
    el amargor donde floreces, 
    mezclándose, ardiendo, disolviéndose, 
    hacen de ti un sabor; el único 
    sabor, el que te vuelve en suya. 

    Y con él completo la armadura 
    del perfecto espacio: tu recinto 
    inequívoco, el sitio de ti misma.