Hay varias actitudes hacia la Navidad,
Alguna de las cuales podemos pasar por alto:
La social, la adormecida, la patentemente comercial,
La alborotada (los bares abiertos hasta la medianoche)
Y la infantil -que no es la del niño
Para quien la vela es una estrella y el ángel dorado
Extendiendo sus alas en la cima del Árbol de Navidad
No es sólo una decoración, sino un ángel
El nido se maravilla en el Árbol de Navidad:
Dejen que continúe en el espíritu de maravilla
En la fiesta como un acontecimiento no aceptada como un pretexto;
De tal forma que el arrebatamiento brillante, la sorpresa
Del primer Árbol de Navidad recordado,
De tal manera que las sorpresas, deleite en nuevas posesiones
(Cada una con su peculiar y excitante olor),
La espera del ganso o el pavo
y el esperado miedo en su aparecer,
De tal forma que la reverencia y la alegría
No sean olvidadas en experiencias posteriores,
En el hábito aburrido, la fatiga, el tedio,
La conciencia de la muerte, la conciencia del fracaso,
O en la piedad del converso
La cual puede ser corrompida por vanidad
Displicente a Dios e irrespetuosa con los niños
(Y aquí recuerdo también con gratitud a
Santa Lucía, su cancioncilla y su corona de fuego):
De tal forma que antes del fin, la ochentava Navidad
(Por ochentava quiero decir cualquiera que sea la última)
Los recuerdos acumulados de la emoción anual
Sean concentrados en una gran alegría
La cual será también un gran miedo, como en la ocasión
En que el miedo vino a cada alma:
Porque el comienzo nos recordará del fin
Y la primera venida la segunda venida.
Yo observo: «¡Nuestra amiga sentimental, la luna!
O quizás (es fantástico, confieso)
puede ser el globo del Preste Juan
o una vieja y abollada linterna colgada en lo alto
para alumbrar a los pobres viajeros en su angustia».
Y ella entonces: «¡Cómo divagas!»
Vamos, tú y yo,
a la hora en que la tarde se extiende sobre el cielo
cual un paciente adormecido sobre la mesa por el éter:
vamos a través de ciertas calles semisolitarias,
refugios bulliciosos
de noches de desvelo en hoteluchos para pernoctar
Desde que el dorado octubre declinó en sombrío noviembre
y las manzanas fueron recogidas y guardadas, y
la tierra se volvió ramas de muerte, pardas
y agudas, en un erial de agua y lodo,
el año nuevo espera, respira, espera, murmura en la sombra.
Hay varias actitudes hacia la Navidad,
Alguna de las cuales podemos pasar por alto:
La social, la adormecida, la patentemente comercial,
La alborotada (los bares abiertos hasta la medianoche)
Y la infantil -que no es la del niño