El pasajero de su destino, de Vicente Huidobro | Poema

    Poema en español
    El pasajero de su destino

       I 


    es así como somos 
    y como nos paseamos hoy sobre la tierra 
    precedidos por los ruidos de nuestros antepasados 
    y seguidos por el dolor de nuestros hijos 
    aferrados a nuestra edad y cantando cuando las rocas 
    lloran la muerte de un velero que han preferido sin 
    razón alguna 
    o tal vez porque lo vieron jugar en su infancia 
    o porque era hermoso todo lleno de viento viniendo 
    del país del viento 
    no tenemos miedo cuando el viento arranca las 
    palabras de nuestra garganta 
    no tenemos miedo de las ballenas ni de todos esos 
    monstruos que tienen más envergadura que una 
    campanada 
    no tenemos miedo de inclinarnos sobre vuestras 
    canciones de las cuales pueden saltar un géyser 
    amenazador y el vértigo infinito de las brumas 
    no tenemos miedo del más allá que se agita como un 
    mudo el más allá que va a saltar sobre nuestra razón 
    y de ese frío lúcido que vela sobre la constelación 
    de nuestras inquietudes 
    más absurdo que el muerto que han enterrado con la 
    mitad de una carta en el cerebro 
    con una palabra fabulosa en medio de la lengua 
    con un gran rostro entre dos hilos 
    de lágrimas al fondo de sus ojos 
    esos ojos que se convertirán en tiernos guijarros sobre 
    los caminos del más allá 
    todo esto es útil para la formación de la superficie 
    para el interés del fuego impaciente en el fondo 
    de su antro 
    y debemos señalar su trabajo y elogiar su ley 

    es tarde en todos los rincones del mundo 
    es tarde y el tarde va a hundirse en el mar 
    sin soltar el timón del horizonte 
    porque él es el jefe único él guarda el secreto 
    él puede levantar el brazo y desatar de la muerte el 
    cadáver reciente 
    ahora que tú tiemblas como el mar 
    el horizonte va a hundirse para siempre 
    ahora que la selva se pasa al enemigo 
    lánzate sobre el mar 
    separando las olas como el cadáver separa la eternidad 

    hombre tú ves que el mar se amalgama y tienes miedo 
    tú bien podrías saltar por encima de la conflagración 
    de mentiras unánimes 
    invade el terreno sideral sin vacilar 
    invade los países del loco que te desprecia y te mira 
    con la parte inferior de su alma 
    proclama tu importancia a la tribu sometida que 
    empieza a aparecer en el fondo del cielo 



       II 


    la tierra está en fiebre a causa de los cantos seculares 
    de los pájaros 
    es el despertar inútil de la tribu iluminándose a cada 
    paso 
    el mar lava sus olas sus olas que deben suavizar el 
    mundo 
    y esparcir sus caricias hasta la extinción de la comarca 
    es probable que vayan a pulir el cielo como la proa de 
    un gran navío 
    tal vez envejezcan antes que los árboles obsesionados 
    por fantasmas después de medianoche 
    los árboles sin suerte los árboles perdidos como el 
    abuelo que trata de salir de nuestra profundidad 
    y hacer gestos de ausencia en el vacío 
    he aquí el acontecimiento abrupto después de la 
    perdición 
    he ahí la habitual desdicha del que no puede detener 
    los ríos 
    y debe llorar sus muertes como las montañas 
    en vano él quisiera cerrar el mar 
    mañana las espumas emitirán un pensamiento nuevo 
    harán coronas brillantes para mi corazón capaz de 
    rodar como vuestros mejores veleros 
    la catástrofe memorable huye sin esperar el resultado 
    se hunde a velas desplegadas en las aguas antiguas 
    sin siquiera mirar al rey a la deriva que ha olvidado 
    las maniobras de excepción 
    he visto como nadie surgir bajo mis pies la abierta 
    soledad 
    y he sentido en mis ojos el sobresalto estelar 
    el tal vez idéntico a los parajes desconocidos 
    la lejanía sin solución 

    el sitio de la altura en donde alguien ha dejado la 
    huella de sus pies 
    la punta extrema del árbol en donde empieza el infinito 
    y el mar a lo lejos como el terror de la noche 
    silencio os suplico silencio 
    hay un sueño que pasa entre los hombres 
    hay un sueño en marcha entre los hombres y los 
    presagios 
    tenemos sed de un sitio sin inquietud y sin cálculo 
    en donde el demonio de la tempestad tendrá los ojos 
    marchitos y los cabellos cortados 
    silencio te suplico 
    mira pasar la nave hipnotizada de mi alma 
    arrastrando una larga barba de agua 
    mira esa estrella en el fondo del cielo 
    esa estrella que se aleja con todos sus marineros 



       III 


    es preciso arrojar los números y seguirlos con 
    nuestros ojos 
    verlos tomar su puesto buscar la elevación injusta del 
    humo 
    o bien caer al fondo de la memoria 
    te digo que no hay que dejarse enrollar por el viento 
    que es necesario llamar a la puerta del torbellino 
    nunca debes huir al acercamiento del horror 
    ni de la simple novia que canta la alegría de 
    sus arterias 
    ningún abismo debe perturbar el reír de tus dientes 
    heroicos 
    ningún aliento debe empañar el metal de tu alma 
    ni remecer tus edificios internos 
    quiero verlos brillar siempre con el mismo fósforo del 
    tiempo 
    encima del ala viril inmovilizada a causa de su blancura 
    no esperes ese encuentro prometido en los profundos 
    terciopelos eternos 
    es preciso cubrir el naufragio bajo un edredón de lana 
    es preciso saludar los oráculos del mar 
    encadenar el paraíso bajo el fuego de nuestra voz 
    devolver nuestro corazón a su tienda 
    no queremos reparticiones gratuitas antes de la vida 
    es preciso tapar el naufragio con un corcho cualquiera 
    olvidar el vuelo de las manos desesperadas 
    no hay circunstancias atenuantes para el cielo 
    yo no quiero resbalar sobre las nubes ni caer en trampas 
    tendidas por el enemigo que no se nombra 
    que la muerte desesperada aúlle y que lance su 
    simiente 
    que tambalee entre las piedras de sus abismos 
    que divida los hombres 
    que divida los hombres digo en rangos de sombra y 
    de luz 
    la insinuación del misterio 
    la alternativa de dos orillas a escoger 
    tampoco así me verás temblar 
    he aquí el polo sin fin he aquí el mar 
    he aquí el naufragio bajo una tapa de metal 
    el naufragio es el plato del cielo 
    no me verás temblar 
    ni aun al ras de la medianoche definitiva 
    de esa virginal medianoche de todo hombre que nos 
    espera a la orilla de nosotros mismos 
    de esa última medianoche que recae a veces con la 
    quilla en el aire 
    no me verás temblar 
    muy al contrario meceré las sombras en torno mío 
    prepararé yo mismo el viento que deba empujarme 
    el gran viento solitario que quiere abrazar el destino 
    tras de la postrera roca en donde se aferra la última 
    sirena fatigada bajo el peso de sus cabellos sonoros 

    he aquí la roca sombría o primer semáforo del infinito 
    irresistible sólo semejante a los ojos del vértigo 
    he aquí erguida la roca tenebrosa como la estatua del 
    destino 
    más allá está la zona sin frente ni cuerpo 
    la zona amarga como el viento después del rayo 
    la zona vacía en donde una pluma planea desde el 
    principio del mundo 
    en donde todo se sepulta y se disuelve en el espesor 
    de un manto irrisorio que cubre a los mendigos 
    cósmicos 
    los mendigos en agonía milenaria que se arrastran 
    atados por la ley de las alucinaciones buscando una 
    evidencia

    Vicente Huidobro (Chile, 1893-1948), es considerado, junto a Neruda, de Rokha y Mistal, uno de los cuatro grandes de la poesía chilena. Inició el movimiento artístico llamado "Creacionismo", que pretendía hacer de la poesía un instrumento de creación absoluta donde el mundo de los objetos sería secundario, creando un mundo referencial de la propia poesía.

    • El pájaro de lujo ha mudado de estrella 
      aparejad bajo la tempestad de las lágrimas 
      vuestro ataúd a vela 
      donde se aleja el instrumento del encanto 

      en las vegetaciones de los recuerdos 
      las horas en torno de nosotros hacen sus viajes 

    • Que el verso sea como una llave 
      que abra mil puertas. 
      Una hoja cae; algo pasa volando; 
      cuanto miren los ojos creado sea, 
      y el alma del oyente quede temblando. 

      Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; 
      el adjetivo, cuando no da vida, mata. 

    • Es inútil andar por el desprecio con el desprecio a cuestas 

      es inútil marchar por el cielo y con el cielo al hombro 
      es inútil ser mar con grandes alas como noches 
      nunca la verde pluma solitaria tan alta y musical 
      calmará sus anhelos ni las rocas violentas del planeta 

    • Ella daba dos pasos hacia adelante 
      daba dos pasos hacia atrás 
      el primer paso decía buenos días señor 
      el segundo paso decía buenos días señora 
      y los otros decían cómo está la familia 
      hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo 

    • Marcho día y noche 
      como un parque desolado. 
      Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos; 
      miro el cielo y su hierba que aprende a cantar; 
      miro el campo herido a grandes gritos, 
      y el sol en medio del viento. 

    • Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad? 
      ¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa 
      Con la espada en la mano? 
      ¿Quién sembró la angustia en las llanuras de tus ojos como el adorno de un dios? 
      ¿Por qué un día de repente sentiste el terror de ser?