Canción de la muervida, de Vicente Huidobro | Poema

    Poema en español
    Canción de la muervida

    Mi mano derecha es una golondrina 
    mi mano izquierda es un ciprés 
    mi cabeza por delante es un señor vivo 
    y por detrás es un señor muerto 

    Los muertos han perdido toda confianza 
    en los cimientos de nuestras casa y de nuestras lenguas 
    y aun de nuestros relojes enrollados en el infinito 
    qué podemos decirles 

    Ellos suben sobre el tejido de la eternidad 
    y miran a lo lejos 
    atan sólidamente las nubes que están llenas 
    tocan la campana del vacío que debe saludar a los siglos 
    como un sombrero 
    llevan un anillo en cada uno de los cinco sentidos 
    y un pájaro en cada cielo 
    están desterrados de la tierra y encielados en el cielo 
    ellos mondan la corteza de los siglos 

    Los vivos alargan su ciprés 
    para decir buenos días a la golondrina 
    se alejan sonrientes hasta el horizontes 
    suben cantando hasta el piso de la muerte 
    hablan con una lengua adormecida desde mucho tiempo 
    son póstumos como los ecos de la flor del trueno 
    y lo mismo que los perfumes 

    Llevan su cuerpo como el tallo de un nenúfar precioso 
    y no van más lejos que un tiro de pistola 
    cuentan los días con huesos de frutas 
    que guardan en jaulas como pájaros 
    cuentan las estrellas y les dan nombres amistosos y tibios 
    es preciso no confundir los lechos y no equivocarse de plato 
    es preciso cantar como un nenúfar precioso 

    Un pájaro trina para mil orejas anónimas 
    una estrella brilla para mil ojos recién nacidos 
    el pájaro cambia de día con una mirada 
    la estrella deposita la muerte y sigue su camino

    Vicente Huidobro (Chile, 1893-1948), es considerado, junto a Neruda, de Rokha y Mistal, uno de los cuatro grandes de la poesía chilena. Inició el movimiento artístico llamado "Creacionismo", que pretendía hacer de la poesía un instrumento de creación absoluta donde el mundo de los objetos sería secundario, creando un mundo referencial de la propia poesía.

    • El pájaro de lujo ha mudado de estrella 
      aparejad bajo la tempestad de las lágrimas 
      vuestro ataúd a vela 
      donde se aleja el instrumento del encanto 

      en las vegetaciones de los recuerdos 
      las horas en torno de nosotros hacen sus viajes 

    • Que el verso sea como una llave 
      que abra mil puertas. 
      Una hoja cae; algo pasa volando; 
      cuanto miren los ojos creado sea, 
      y el alma del oyente quede temblando. 

      Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; 
      el adjetivo, cuando no da vida, mata. 

    • Es inútil andar por el desprecio con el desprecio a cuestas 

      es inútil marchar por el cielo y con el cielo al hombro 
      es inútil ser mar con grandes alas como noches 
      nunca la verde pluma solitaria tan alta y musical 
      calmará sus anhelos ni las rocas violentas del planeta 

    • Ella daba dos pasos hacia adelante 
      daba dos pasos hacia atrás 
      el primer paso decía buenos días señor 
      el segundo paso decía buenos días señora 
      y los otros decían cómo está la familia 
      hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo 

    • Marcho día y noche 
      como un parque desolado. 
      Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos; 
      miro el cielo y su hierba que aprende a cantar; 
      miro el campo herido a grandes gritos, 
      y el sol en medio del viento. 

    • Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad? 
      ¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa 
      Con la espada en la mano? 
      ¿Quién sembró la angustia en las llanuras de tus ojos como el adorno de un dios? 
      ¿Por qué un día de repente sentiste el terror de ser?