En la ruta de la Tiniebla
me encontré con un ice-berg
de dónde vienes. A dónde vas
voy buscando el puerto de mi palabra
estoy frío como el cadáver que se llevan en hombros
y enfría los hombros de los hombres a causa de sus lágrimas
redondas como el mundo
por el sendero de la Tiniebla
venía el ice-berg con una bandera adentro
y voces de otros astros petrificadas
ella cantaba debajo de sus pestañas
y hubo una quebrazón de vidrios al fondo de sus ojos
sin embargo las olas morían en la playa de sus párpados
y traían suspiros de cometa en la ruta de la Tiniebla
las olas traían un suspiro en cada bolsillo
el suspiro de la Tiniebla legendaria
el suspiro de la noche que amarra los planetas
cuando van a decir hasta luego con una voz tibia como un asiento
la voz ha de alejarse en su propio tranvía
y pasará más allá de la muerte
porque viene de antes de la vida
una voz milenaria compuesta adentro de sus olas
una voz que encontramos como la montaña
una voz más larga que la mirada del moribundo
y nadie sabe lo que significa ni a dónde va a parar
pero si crece adentro de nuestro pecho
también crece en la eternidad
adiós grita Tiniebla
y cae como un pulpo de azucenas
y no puede saberse si es una voz o un gemido
o una música de socorro o un grito pidiendo auxilio
sólo sabemos que la palabra
vino rasgando el espacio con sus tijeras
y cayó en este mundo atornillado a la noche
acaso no es palabra sino una semilla de locura
que soltó de sus manos un sembrador celeste
como yo mismo he soltado tantas veces
una paloma mensajera intraducible
o una rosa de luto
para después del crepúsculo
cuando el deber me llama
y tengo que desplegar las velas de la luna
debéis saber que nada es imposible
y que bien puede ser la palabra de un muerto
la voz del jefe de la tribu humana
o el canto de un pájaro agorero en las selvas de otro astro
decid al cadáver que se aleje con la muerte al hombro
decid a la muerte que esconda sus cadáveres
así iréis muriendo con la boca abierta
esperando con la boca abierta la palabra que cae del cielo
la palabra que viene cayendo para que la descifréis
con el sentido oculto debajo de una piedra
y el ritmo de la sangre de un poeta remoto
yo también construiré un castillo de voces
ay del que rompa el encanto del laberinto
y olvide mi futuro luminoso
semejante a la desgracia del último acto
–Paz a los muertos de buena voluntad
mi porvenir me está esperando sentado en el horizonte
–Gloria a los ladrones del cielo
mi porvenir se triza y salen llamaradas
se asustan los hombres de la ciudad
–Gloria a los ladrones del cielo
ahora los aviones aparecen en el momento del destino
cuando los cadáveres hacen silencio
ellos oyen la voz de la Tiniebla y del Destino
para decir cosas grandes hay que morir primero
yo veo el cadáver que se lleva los dedos a los labios
veo mi doble que se rapta mujeres y se pierde en la noche
mi doble que estalla en aerolitos y se enciende al roce de la atmósfera
mi doble que se aleja de repente
cuando el cielo sonríe por casualidad
mi porvenir me está esperando sentado en el horizonte
y allí está la selva de palabras que no supe decir
la selva intraducible por el camino de la Tiniebla
la selva. Voy a unirme a la selva
voy a unirme a mis palabras
y entonces me perderé de vista a vuestros ojos
nadie sabrá de mí
yo estaré adentro de mis palabras
y el nacimiento de un grito que va haciendo olas
y no tiene límites porque vosotros no conocéis sus límites
ni el nombre de la estrella que se irá inflando con mi voz