¡Adiós!, de Alfonsina Storni | Poema

    Poema en español
    ¡Adiós!

    Las cosas que mueren jamás resucitan, 
    las cosas que mueren no tornan jamás. 
    ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda 
    es polvo por siempre y por siempre será! 

    Cuando los capullos caen de la rama 
    dos veces seguidas no florecerán... 
    ¡Las flores tronchadas por el viento impío 
    se agotan por siempre, por siempre jamás! 

    ¡Los días que fueron, los días perdidos, 
    los días inertes ya no volverán! 
    ¡Qué tristes las horas que se desgranaron 
    bajo el aletazo de la soledad! 

    ¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas, 
    las sombras creadas por nuestra maldad! 
    ¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas, 
    las cosas celestes que así se nos van! 

    ¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!... 
    -de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!... 
    ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte, 
    corazón maldito que inquietas mi afán! 

    ¡Adiós para siempre mis dulzuras todas! 
    ¡Adiós mi alegría llena de bondad! 
    ¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas, 
    las cosas celestes que no vuelven más! ...

    Alfonsina Storni (Suiza, 1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) es una de las más grandes poetas del continente sudamericano. Nacida en Suiza, vivió desde muy niña en Argentina, donde murió arrojándose al mar. Dotada de una exquisita sensibilidad y de un temperamento depresivo, plasmó en su poesía la intensa lucha interior, librada a lo largo de su vida, entre el ideal de justicia y nobleza que, a su entender, debía regir la vida de los seres humanos, y la realidad mediocre y poco grata que la rodeaba. Seriamente preocupada por las desigualdades sociales, su talante marcadamente rebelde asoma en sus primeros libros de poemas: La inquietud del rosal (1916), El dulce año (1918) e Irremediablemente (1919). Ocre (1925), poemario considerado su obra maestra en opinión de la crítica especializada, y que gira en torno al sentimiento de fracaso ante el amor y la vida, inicia su segunda etapa poética, caracterizada por el abandono de las formas poéticas modernistas y el acercamiento a una estética basada en el uso de elementos simbólicos: El mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938). Menos musical, y acaso menos intimista, marcada por la voluntad reflexiva y por el impacto de las nuevas vanguardias, la última etapa poética de Alfonsina Storni es una muestra de una inquietud creativa que busca renovarse constantemente. Poesía de una intensa humanidad, está siempre presente en ella el indignado sentir de la autora frente a la injusta situación de la mujer en una sociedad regida por hombres.

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