Los años, de Alfonso Canales | Poema

    Poema en español
    Los años

    Hermoso es morir joven 
    y dejar el recuerdo de la piel no tocada 
    por agravios del tiempo: 
    pero lo es más haber vivido mucho 
    y haber hecho que el cuerpo se fatigue 
    de amor y de labor. Es muy hermoso 
    incorporarse al coro con voz nueva, 
    destemplar el unísono con un grito de júbilo 
    para sellar los labios 
    después: pero es más bello 
    que los años trabajen la palabra y el canto 
    fundidos, de manera que una nueva armonía 
    se logre en el conjunto, desconocida antes. 
    Feliz aquél que puede las causas de las cosas 
    adivinar temprano, 
    mas el que se retarda 
    adrede, no queriendo que nada se le esconda, 
    llega más lejos: día 
    tras día desenvuelve 
    un camino que otros ya encontrarán pisado 
    y transitable. 
    Hermoso 
    es aprender, rozar lo no sabido, 
    descerrajar las puertas, rasgar túnicas, velos, 
    impedir que se queden los damascos 
    colgados de doradas galerías 
    llenas de polvo, pero el mayor premio 
    para el hombre que vive y dice y ama 
    es lograr el lenguaje 
    con el que los balcones, definitivamente 
    abiertos, comunican 
    su saber soleado a las estancias; 
    sacar del negro engaño a la tiniebla, 
    y a la misma penumbra de sus grises cenizas; 
    en la piel de las cosas 
    acomodar la luz, como quien créese 
    divino y con la fuerza 
    de la garganta hace que se levante un mundo 
    resistente a los años. 

    • Hermoso es morir joven 
      y dejar el recuerdo de la piel no tocada 
      por agravios del tiempo: 
      pero lo es más haber vivido mucho 
      y haber hecho que el cuerpo se fatigue 
      de amor y de labor. Es muy hermoso 
      incorporarse al coro con voz nueva, 

    • Amor, amor, amor, la savia suelta, 
      el potro desbocado, amor, al campo, 
      la calle, el cielo, las ventanas libres, 
      las puertas libres, los océanos hondos 
      y los escaparates que ofrecen cuando hay 
      que ofrecer al deseo de los vivos. 

    • Entrada ya la noche, 
      empapado el desmonte por la lluvia reciente, 
      trepábamos por él, y el mismo ramo 
      vencido de mimosas nos despeinaba. Luego, 
      siempre, en silencio, hacíamos 
      en el repecho un alto, y te miraba, 
      enamorada cómplice, mientras tomaba aliento 

    • Todo buen poema de amor es prosa.
      T. S. Eliot 

       
      Porque estás ahí delante -siempre delante, eso sí-, 
      pero confieso humildemente que no puedo encerrarte en un cauce. 
      No sé cómo poner música a la música, 
      como dar olor al jazmín,