Tu vieja almohada, raída, fiel, de anchura y dureza justas, ha sido sustituida por una nueva, sintética, de penetrante y desagradable
O L O R.
Materiales tóxicos.
Y cuando abres la nevera para tomarte un buen vaso de leche, descubres que en el brick pone 'NUEVA LECHE SIN LACTOSA'. Desde luego, esa no es tu leche. Ni, probablemente, la de nadie de por aquí cerca. Bueno, al menos no es de soja.
Despierto aturdido entre sábanas sudadas. Las siestas de más de dos horas te vapulean así. Ella ronca débilmente a mi espalda. Sus largos brazos me rodean.
El jefe jefazo tiene cara de mala hostia. Lleva el pelo de oreja a oreja, como lamido por un choto. Camisa azul, por dentro del pantalón, como sujeción para su barriga colgandera.
Te dicen que abras un blog. Que pienses en el lector medio. Que te asocies con una editorial online. Que compres el servicio de maquetación y de diseño de cubierta. Que spamees a tus contactos del Facebook. Que se lo cuentes al vecino.