Cuando nace un hombre, de Ángela Figuera Aymerich | Poema

    Poema en español
    Cuando nace un hombre

    Cuando nace un hombre 
    siempre es amanecer aunque en la alcoba 
    la noche pinte negros cristales. 

    Cuando nace un hombre 
    hay un olor a pan recién cocido 
    por los pasillos de la casa; 
    en las paredes, los paisajes 
    huelen a mar y a hierba fresca 
    y los abuelos del retrato 
    vuelven la cara y se sonríen. 

    Cuando nace un hombre 
    florecen rosas imprevistas 
    en el jarrón de la consola 
    y aquellos pájaros bordados 
    en los cojines de la sala 
    silban y cantan como locos. 

    Cuando nace un hombre 
    todos los muertos de su sangre 
    llegan a verle y se comprueban 
    en el contorno de su boca. 

    Cuando nace un hombre 
    hay una estrella detenida 
    al mismo borde del tejado 
    y en un lejano monte o risco 
    brota un hilillo de agua nueva. 

    Cuando nace un hombre 
    todas las madres de este mundo 
    sienten calor en su regazo 
    y hasta los labios de las vírgenes 
    llega un sabor a miel y a beso. 

    Cuando nace un hombre 
    de los varones brotan chispas, 
    los viejos ponen ojos graves 
    y los muchachos atestiguan 
    el fuego alegre de sus venas. 

    Cuando nace un hombre 
    todos tenemos un hermano.