Éxodo, de Ángela Figuera Aymerich | Poema

    Poema en español
    Éxodo

    Una mujer corría. 
    Jadeaba y corría. 
    Tropezaba y corría. 
    Con un miedo macizo debajo de las cejas 
    y un niño entre los brazos. 

    Corría por la tierra que olía a recién muerto. 
    Corría por el aire con sabor a trilita. 
    Corría por los hombres erizados de encono. 

    Miraba a todos lados. 
    Quería detenerse. 
    Sentarse en un ribazo y con su hijo menudo. 
    Sentarse en un ribazo y amamantar en paz. 

    Pero no hallaba sitio. 
    No encontraba reposo. 
    No lograba la pausa sosegada y segura 
    que las madres precisan. 
    Ese viento apacible que jamás se interpone 
    entre el pecho y el labio. 

    Buscaba cerca y lejos. 
    Buscaba por las calles, 
    por los jardines y bajo los tejados, 
    en los atrios de las iglesias, 
    por los caminos desnudos y carreteras arboladas. 
    Buscaba un rincón sin espantos, 
    un lugar aseado para colocar una cuna. 

    Y corría y corría. 
    Dio la vuelta a la tierra. 
    Buscando. 
    Huyendo. 
    Y no encontraba sitio. 
    Y seguía corriendo. 

    Y el niño sollozaba débilmente. 
    Crecía débilmente 
    colgado de su carne fatigada.