Música de cámara, de Antonio Gamoneda | Poema

    Poema en español
    Música de cámara

       I 


    Si pudiera tener su nacimiento 
    en los ojos la música, sería 
    en los tuyos. El tiempo sonaría 
    a tensa oscuridad, a mundo lento. 

    Mezclas la luz en el cristal sediento 
    a intensidad y amor y sombra fría. 
    Todavía silencio, todavía 
    el sonido no tiene movimiento. 

    Pero llega un relámpago; se anudan 
    en los ojos lo bello y lo potente. 
    La fría sombra se convierte en fuego. 

    La belleza y el ansia se desnudan. 
    La música se eleva transparente. 
    Oh, sonido de amor, déjame ciego. 



       II 


    Yo, sin ojos, te miro transparente. 
    En la música estás, de ella has nacido; 
    de este grito de luz, de este sonido 
    a mundo amado luminosamente. 

    Y yo escucho después -agua creciente- 
    a la música en ti: todo el latido, 
    todo el pulso del aire convertido 
    a tu belleza, a tu perfil viviente. 

    Tumba y madre recíproca, del canto 
    orientas a tus venas la agonía, 
    y tus ojos asumen su potencia. 

    Oh prisión de la luz, después de tanto, 
    ya veo en el silencio: la armonía 
    es tu cuerpo, tu amada consistencia.