Canción de la noche callada, de Aurelio Arturo | Poema

    Poema en español
    Canción de la noche callada

         
    En la noche balsámica, en la noche, 
    cuando suben las hojas hasta ser las estrellas, 
    oigo crecer las mujeres en la penumbra malva 
    y caer de sus párpados la sombra gota a gota. 

    Oigo engrosar sus brazos en las hondas penumbras 
    y podría oír el quebrarse de una espiga en el campo. 

    Una palabra canta en mi corazón, susurrante 
    hoja verde sin fin cayendo. En la noche balsámica, 
    cuando la sombra es el crecer desmesurado de los árboles, 
    me besa un largo sueño de viajes prodigiosos 
    y hay en mi corazón una gran luz de sol y maravilla. 

    En medio de una noche con rumor de floresta 
    como el ruido levísimo del caer de una estrella, 
    yo desperté en un sueño de espigas de oro trémulo 
    junto del cuerpo núbil de una mujer morena 
    y dulce, como a la orilla de un valle dormido. 

    Y en la noche de hojas y estrellas murmurantes 
    yo amé un país y es de su limo oscuro 
    parva porción el corazón acerbo; 
    yo amé un país que me es una doncella, 
    un rumor hondo, un fluir sin fin, un árbol suave. 

    Yo amé un país y de él traje una estrella 
    que me es herida en el costado, y traje 
    un grito de mujer entre mi carne. 

    En la noche balsámica, noche joven y suave, 
    cuando las altas hojas ya son de luz, eternas... 

    Mas si tu cuerpo es tierra donde la sombra crece, 
    si ya en tus ojos caen sin fin estrellas grandes, 
    ¿qué encontraré en los valles que rizan alas breves?, 
    ¿qué lumbre buscaré sin días y sin noches?