Serenata, de Carlos Edmundo de Ory | Poema

    Poema en español
    Serenata

    Verdad que la mujer tiene siempre deseos 
    ¡Oh rito infranqueable la mujer tiene brazos! 
    Con frecuencia la miro deseando comprenderla 
    cuando zumba el ataúd diurno del amor. 

    La corriente de sed se aplaca en sus dos pechos 
    La mujer con su costra de silencio se embarca 
    en una triste y lenta marejada de olvido 
    La noche es otra tumba que en su ser se coloca. 

    Con frecuencia la miro con frecuencia la toco 
    y sus ropas de llanto me despiertan la muerte 
    Y sus ropas de tela y sus telas de almíbar 
    me despiertan la vida me despiertan y duermen. 

    ¡Oh cortina furiosa constante y enemiga! 
    No puedes ya volar sin un temblor debajo 
    Quiero apretar tus dedos melosos y algo turbios 
    Quiero besar sus besos y quiero estar tus noches. 

    Nos separa una vida de color del desierto 
    Nos espera una historia de sollozos y gozos 
    Ya me ves ya me oyes nos estamos amando 
    Nunca están separados los lejanos lejanos. 

    Los lejanos se encuentran y tus grandes suspiros 
    lloverán como ampos azules sobre el polvo 
    Odio los besos dados odio el ancla en los cuerpos 
    Porque espero la boca repitiendo tus labios. 

    Pero te veo plena de lujos misteriosos 
    Te cubre a ti una negra y transparente nube 
    No miras a esta clase de seres más que lejos 
    Mientras sola debates tu pálida locura. 

    Verdad que la mujer tiene siempre deseos 
    Mentira que me quieres oh reina de la dicha 
    Oh reina de la dicha oh misérrima madre 
    Oh misérrima dicha oh desolado imperio.