Cada pitillo una carta y cada carta un amor y cada amor una herida.
Así vas tú por la vida, dulce poeta menor de la palabra fingida.
Cuando han prendido la llama tus ojos levantan vuelo a hacer noche en otra tierra, ciegos a quien los reclama y a su celo, corazón de fuego y guerra que conquista y nunca ama.
No hay reposo ni guarida para tu breve fulgor, incierta hoguera aterida.
Así vas tú por la vida, dulce poeta menor de la palabra fingida.
Fuera del mundo, ausente, mellada contra andamios, has nacido otra noche con tus venas azules, igual que un globo inflado, luna llena. Globo inflado te llamo, otros rostro de muerta, nave, farol, pandero, o blanca rebanada
No es Valium ni Orfidal, no me ha entendido. Se trata de la fe. Sí: de la fe. Comprendo que es muy tarde y no son horas de andar telefoneando a una farmacia con tales quintaesencias. Lo que yo necesito para entrar confiada en el vientre