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Nervazón de angustia, de César Vallejo | Poema

  • Poesía Recitada -Tomás Galindo-
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Poema en español
Nervazón de angustia

Dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla; 
desclava mi tensión nerviosa y mi dolor... 
Desclava, amada eterna, mi largo afán y los 
dos clavos de mis alas y el clavo de mi amor! 

Regreso del desierto donde he caído mucho; 
retira la cicuta y obséquiame tus vinos: 
espanta con un llanto de amor a mis sicarios, 
cuyos gestos son férreas cegueras de Longinos! 

Desclávame mis clavos ¡oh nueva madre mía! 
¡Sinfonía de olivos, escancia tu llorar! 
Y has de esperar, sentada junto a mi carne muerta, 
cuál cede la amenaza, y la alondra se va! 

Pasas... vuelves... Tus lutos trenzan mi gran cilicio 
con gotas de curare, filos de humanidad, 
la dignidad roquera que hay en tu castidad, 
y el judithesco azogue de tu miel interior. 

Son las ocho de una mañana en crema brujo... 
Hay frío... Un perro pasa royendo el hueso de otro 
perro que se fue... Y empieza a llorar en mis nervios 
un fósforo que en cápsulas de silencio apagué! 

Y en mi alma hereje canta su dulce fiesta asiática 
un dionisíaco hastío de café...!

César Vallejo

César Vallejo, uno de los poetas hispanoamericanos más destacables del siglo XX, nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. Estudió medicina, filosofía, derecho y ejerció el magisterio. Constantes en la obra de Vallejo son la solidaridad con el sufrimiento humano, su rebeldía contra la sociedad, la fe en la utopía revolucionaria y la muerte. En 1918 publicó Los heraldos negros, su primer libro de poemas, de influencia modernista. Fue encarcelado en 1920 al ser acusado injustamente de robo e incendio durante una revuelta. En ese tiempo escribió algunos de los poemas que formarían su segundo libro, Trilce. En 1923 se trasladó a Europa. Estuvo en París, en donde conoció a Gris, a Huidobro, fundó la revista Favorables París Poema y terminaría siendo expulsado por razones políticas. En Moscú conoció a Maiakovski. En 1931 se trasladó a España, se afilió al Partido Comunista y publicó Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin y su novela social Tungsteno. Al año siguiente regresó a París, en donde vivió de forma clandestina. Cuando estalló la Guerra Civil española, recogió fondos para la causa republicana y viajó a Madrid y Barcelona para participar en distintos congresos de escritores. Murió en París en 1938. Un año después se publicó su poema más político, España, aparta de mí este cáliz, y una recopilación de su obra poética con el título de Poemas humanos.

  • Otro poco de calma, camarada, de César Vallejo | Poema

    César Vallejo

    Otro poco de calma, camarada; 
    un mucho inmenso, septentrional, completo, 
    feroz, de calma chica, 
    al servicio menor de cada triunfo 
    y en la audaz servidumbre del fracaso. 

  • Los dados eternos, de César Vallejo | Poema

    César Vallejo

                   Para Manuel González Prada, 
                  esta emoción bravía y selecta, 
               una de las que, con más entusiasmo, 
                 me ha aplaudido el gran maestro. 

     
    Dios mío, estoy llorando el ser que vivo; 

  • Intensidad y altura, de César Vallejo | Poema

    César Vallejo

    Quiero escribir, pero me sale espuma, 
    Quiero decir muchísimo y me atollo; 
    No hay cifra hablada que no sea suma, 
    No hay pirámide escrita, sin cogollo. 
    Quiero escribir, pero me siento puma; 
    Quiero laurearme, pero me encebollo. 

  • Los nueve monstruos, de César Vallejo | Poema

    César Vallejo

    Y, desgraciadamente, 
    el dolor crece en el mundo a cada rato, 
    crece a treinta minutos por segundo, paso a paso, 
    y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces 
    y la condición del martirio, carnívora, voraz, 
    es el dolor dos veces 

  • He almorzado solo ahora, de César Vallejo | Poema

    César Vallejo

    He almorzado solo ahora, y no he tenido 
    madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua, 
    ni padre que, en el facundo ofertorio 
    de los choclos, pregunte para su tardanza 
    de imagen, por los broches mayores del sonido. 

  • Amor prohibido, de César Vallejo | Poema

    César Vallejo

    Subes centelleante de labios y de ojeras! 
    Por tus venas subo, como un can herido 
    que busca el refugio de blandas aceras. 

    Amor, en el mundo tú eres un pecado! 
    Mi beso en la punta chispeante del cuerno 
    del diablo; mi beso que es credo sagrado! 

  • Verano, de César Vallejo | Poema

    César Vallejo

    Verano, ya me voy. Y me dan pena 
    las manitas sumisas de tus tardes. 
    Llegas devotamente; llegas viejo; 
    y ya no encontrarás en mi alma a nadie. 

  • La violencia de las horas, de César Vallejo | Poema

    César Vallejo

    Todos han muerto. 

    Murió doña Antonia, la ronca, que hacía pan barato en el burgo. 

    Murió el cura Santiago, a quien placía le saludasen los jóvenes y las mozas, respondiéndoles a todos, indistintamente: «Buenos días, José! Buenos días, María!» 

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