La rueda del hambriento, de César Vallejo | Poema

    Poema en español
    La rueda del hambriento

    Por entre mis propios dientes salgo humeando, 
    dando voces, pujando, 
    bajándome los pantalones... 
    Váca mi estómago, váca mi yeyuno, 
    la miseria me saca por entre mis propios dientes, 
    cogido con un palito por el puño de la camisa. 

    Una piedra en que sentarme 
    ¿no habrá ahora para mí? 
    Aún aquella piedra en que tropieza la mujer que ha dado a luz, 
    la madre del cordero, la causa, la raíz, 
    ¿ésa no habrá ahora para mí? 
    ¡Siquiera aquella otra, 
    que ha pasado agachándose por mi alma! 
    Siquiera 
    la calcárida o la mala (humilde océano) 
    o la que ya no sirve ni para ser tirada contra el hombre 
    ésa dádmela ahora para mí! 

    Siquiera la que hallaren atravesada y sola en un insulto, 
    ésa dádmela ahora para mí! 
    Siquiera la torcida y coronada, en que resuena 
    solamente una vez el andar de las rectas conciencias, 
    o, al menos, esa otra, que arrojada en digna curva, 
    va a caer por sí misma, 
    en profesión de entraña verdadera, 
    ¡ésa dádmela ahora para mí! 

    Un pedazo de pan, ¿tampoco habrá para mí? 
    Ya no más he de ser lo que siempre he de ser, 
    pero dadme 
    una piedra en que sentarme, 
    pero dadme, 
    por favor, un pedazo de pan en que sentarme, 
    pero dadme 
    en español 
    algo, en fin, de beber, de comer, de vivir, de reposarse 
    y después me iré... 
    Halló una extraña forma, está muy rota 
    y sucia mi camisa 
    y ya no tengo nada, esto es horrendo. 

    César Vallejo, uno de los poetas hispanoamericanos más destacables del siglo XX, nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. Estudió medicina, filosofía, derecho y ejerció el magisterio. Constantes en la obra de Vallejo son la solidaridad con el sufrimiento humano, su rebeldía contra la sociedad, la fe en la utopía revolucionaria y la muerte. En 1918 publicó Los heraldos negros, su primer libro de poemas, de influencia modernista. Fue encarcelado en 1920 al ser acusado injustamente de robo e incendio durante una revuelta. En ese tiempo escribió algunos de los poemas que formarían su segundo libro, Trilce. En 1923 se trasladó a Europa. Estuvo en París, en donde conoció a Gris, a Huidobro, fundó la revista Favorables París Poema y terminaría siendo expulsado por razones políticas. En Moscú conoció a Maiakovski. En 1931 se trasladó a España, se afilió al Partido Comunista y publicó Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin y su novela social Tungsteno. Al año siguiente regresó a París, en donde vivió de forma clandestina. Cuando estalló la Guerra Civil española, recogió fondos para la causa republicana y viajó a Madrid y Barcelona para participar en distintos congresos de escritores. Murió en París en 1938. Un año después se publicó su poema más político, España, aparta de mí este cáliz, y una recopilación de su obra poética con el título de Poemas humanos.