Conjuro para decir mentiras y construir verdades, de Chantal Maillard | Poema

    Poema en español
    Conjuro para decir mentiras y construir verdades

    “Si a alguien es lícito faltar a la verdad será únicamente a los que gobiernan la ciudad, autorizados para hacerlo con respecto a sus enemigos y conciudadanos. Nadie más podrá hacerlo.” 
    (Platón, República III) 

     
    Cuando cumplí seis años, a cambio de su amor, 
    mi madre me arrancó la terrible promesa 
    de no mentir jamás. 
    Así, igual que un soberano controla al pueblo al que gobierna, 
    ella me dio la libertad que al necio se le otorga: 
    actuarás dentro del margen que yo-mis leyes establecen. 
    No había escapatoria: su ministro de asuntos interiores 
    tenía su despacho montado en mi conciencia. 
    Yo la echaba de menos, por eso no traicioné su confianza; 
    fui fiel a mi promesa. Pero también, y con el tiempo, 
    quise ser fiel a mis instintos y extensiva se hizo la verdad 
    al deseo que impulsaba mis actos 
    Creo que confundí el orden imperioso del deseo 
    con el orden común de los Estados, 
    pues provoqué una guerra y, 
    después del gran naufragio, ella me preguntó: 
    ¿no podías acaso haber mentido? 
    En ese instante, entonces, usurpé la corona. 
    Ser libre no es un don, es una reconquista, 
    y a menudo es preciso callar y conducir 
    las palabras al cauce más amable 
    para fundar la historia, celando, 
    como un largo secreto del que nadie es testigo, 
    los actos que nacieron del delirio. Ser libre 
    es cuidar de un misterio 
    sobre el que el alma se moldea. 

    Hay seres bendecidos 
    que comprenden temprano este principio. 
    Me produce ternura descubrir sus engaños 
    y comprobar la paz que de ellos resulta. 
    Admiro las mentiras bien trabadas, 
    la coherencia del engarce, el arte dirigido 
    hacia un fin. Me conmueve 
    la soledad de aquel que las inventa 
    y consiente al imperio de su lógica. 
    El que miente edifica el mundo que conviene 
    para salvaguardar la ficción de los otros, la legítima 
    ficción que necesitan 
    contra la angustia de sentirse 
    tan solos 
    sin leyes, sin verdades, 
    sin ese amor que creen recibir 
    a cambio de su alma. 

    Aprendo del que calla, del que miente y engaña 
    el fuego soterrado que aún gime en mi pecho, 
    aprendo a dirigir su lava en mis infiernos 
    para el mejor gobierno de los mundos. 
    Desde ahora mi mano es la que guía 
    el fiel de la balanza: la verdad y su opuesto 
    son las onzas que pongo en los platillos 
    según el juego lo requiera. 

    Chantal Maillard (Bruselas, 1951) reside en Málaga desde 1963 y, actualmente, también pasa largas temporadas en Barcelona. Doctora en filosofía y profesora titular de estética y teoría de las artes, hasta el año 2001 impartió docencia en la Universidad de Málaga. Ha vivido en Benarés, donde se especializó en filosofía y religiones indias. Es autora de Diarios indios y Husos, así como de numerosos ensayos, entre ellos Contra el arte, el más reciente. Considerada "una de las voces poéticas más intensas, honestas y radicales del panorama actual" (M. L. Blanco, El País), como poeta ha publicado, entre otros, los volúmenes Poemas a mi muerte (1994, Premio Santa Cruz de La Palma), Conjuros (2001), Lógica borrosa (2002) y, en esta misma colección, Matar a Platón (Marginales 218), que obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2004, e Hilos seguido de Cual (Marginales 243), que mereció el Premio de la Crítica de Andalucía y el Premio Nacional de la Crítica en 2007, Hainuwele y otros poemas (2009, Premio Ricardo Molina en su versión de 1990), La herida en la lengua (2015), Cual menguando (2018) y Medea (2020).