Sin embargo, de Chantal Maillard | Poema

    Poema en español
    Sin embargo

    Sin embargo, 
    sin embargo, 
    sin embargo… No me 
    fío de mí. Nada es 
    permanente. Menos 
    lo es la palabra. Esto 
    tampoco, 
    esto tampoco, 
    esto tampoco. No me fío, 
    no te fíes de quien 
    dice, de quien 
    habla, de lo que se 
    dice, de lo que dices, 
    de lo que digo, 
    no me fíes, 
    no te fío. 
    La lucidez es una chispa, un 
    estado de conciencia 
    en las multiplicadas estancias 
    de la conciencia o que hacen 
    conciencia, las estancias 
    que se alargan, se prolongan, se 
    continúan, y así 
    se le llama conciencia 
    a aquella continuidad. 
    No me fío, no te 
    fíes de las estancias, 
    se estrechan, 
    se acortan, 
    se invaden, 
    desaparecen, 
    la lucidez es un instante 
    entre estancias, 
    ventanas en la mónada que 
    si permanece bajo 
    la luz del foco se hace estancia, 
    también ella, y sufre 
    las mismas convulsiones. 
    Sin embargo, 
    sin embargo, 
    sin embargo… lo 
    que intuyo ahora 
    se borrará mañana, 
    luego, 
    ahora, 
    apenas se haga pensamiento, 
    conciencia: estancia. Atrapamos 
    la sensación que invade las entrañas, 
    muy abajo, 
    muy adentro, 
    muy homogénea, la atrapamos 
    y la hacemos eso: “sensación”, 
    la nombramos, 
    la describimos… la perdemos. Ya 
    no es ella, ya no es eso, ya no es. 
    Aún está allí pero 
    no es lo que digo, 
    lo es apenas, 
    no es lo que oís, 
    no es eso, no 
    os fiéis, 
    no me fíes, 
    no te fío. 

    De nuevo cae la tarde, 
    mengua la luz. 
    Los colores del otoño vienen del oeste, 
    decía aquel poeta chino. 
    El mundo está en mí. 
    No me apartaré. 
    Acojo todos los colores, el 
    estío dentro de mi otoño, 
    porque sé que no 
    hay fin, que no habrá término. 
    Todo comienza y termina en mí. 
    Yo soy el infinito proyecto de mí misma 
    por encima de mí 
    me sobrevuelo.

    Chantal Maillard (Bruselas, 1951) reside en Málaga desde 1963 y, actualmente, también pasa largas temporadas en Barcelona. Doctora en filosofía y profesora titular de estética y teoría de las artes, hasta el año 2001 impartió docencia en la Universidad de Málaga. Ha vivido en Benarés, donde se especializó en filosofía y religiones indias. Es autora de Diarios indios y Husos, así como de numerosos ensayos, entre ellos Contra el arte, el más reciente. Considerada "una de las voces poéticas más intensas, honestas y radicales del panorama actual" (M. L. Blanco, El País), como poeta ha publicado, entre otros, los volúmenes Poemas a mi muerte (1994, Premio Santa Cruz de La Palma), Conjuros (2001), Lógica borrosa (2002) y, en esta misma colección, Matar a Platón (Marginales 218), que obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2004, e Hilos seguido de Cual (Marginales 243), que mereció el Premio de la Crítica de Andalucía y el Premio Nacional de la Crítica en 2007, Hainuwele y otros poemas (2009, Premio Ricardo Molina en su versión de 1990), La herida en la lengua (2015), Cual menguando (2018) y Medea (2020).