tu vida es tu vida no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión mantente alerta hay salidas
hay una luz en algún lugar puede que no sea mucha luz pero vence a la oscuridad
mantente alerta los dioses te ofrecerán oportunidades conócelas tómalas
no puedes vencer a la muerte pero puedes vencer a la muerte en la vida, a veces y mientras más a menudo aprendas a hacerlo más luz habrá
tu vida es tu vida conócela mientras la tengas
tú eres maravilloso los dioses esperan para deleitarse en ti.
Charles Bukowski nació en Adernach, (1920-1994). Vivió en su infancia y adolescencia en un entorno familiar y social violento, hecho que marcaría el devenir de su posterior producción literaria. Pieza capital de la que se vino en llamar generación beat, su vida fue tan radical como las historias narradas en sus propias obras. Adicto al sexo, las drogas y el alcohol, su literatura, casi autobiográfica, es fiel reflejo de su lucha contra el aburguesamiento y la comodidad. Su realismo descarnado y lírico y su humor ácido y desencantado han influido en multitud de escritores de generaciones posteriores.
nunca antes había ocurrido y uno no sabe por qué ocurren tales cosas.
eran más o menos las 11 de la mañana y había salido del bar para tomar el aire. Danny salió y me puse a charlar con Danny. después salió Harry y se nos unió.
siempre habrá gente que diga: vayámonos a pasear en barco o vayámonos a Argentina o vayámonos al cine o vayámonos a ver un partido de tenis o a visitar a mi hermana o ¿y sí nos vamos de picnic? y no comprendo ninguna de esas invitaciones porque para mí
la gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es amarga y vengativa, la gente está engañada y temerosa, la gente es iracunda y mediocre y yo conduzco entre ellos en la autopista y ellos proyectan lo que les han dejado de sí mismos
sin mucha elección y casi sin quererlo, él era un joven a bordo de un autobús que cruzaba Carolina del Norte rumbo a algún lugar y empezó a nevar y el autobús paró en un café sobre las colinas y los pasajeros entraron.
Mis zapatos en el armario cual lirios olvidados, mis zapatos solos ahora mismo, cual perros paseando por avenidas muertas, y recibí una carta de una mujer en un hospital, amor, dice, amor, pero no le respondo, no me entiendo,
Siempre estoy luchando por el siguiente minuto, le digo a mi mujer. entonces ella empieza a decirme lo equivocado que estoy. las esposas tienen por costumbre no creer lo que sus maridos les dicen.