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  • Sin leyes, de Claudio Rodríguez | Poema

Sin leyes, de Claudio Rodríguez | Poema

  • Manuel López
  • Poema en español(solapa activa)
Poema en español
Sin leyes

Ya cantan los gallos, amor mío. Vete: cata que amanece. 
Anónimo 

 
En esta cama donde el sueño es llanto, 
no de reposo, sino de jornada, 
nos ha llegado la alta noche. ¿El cuerpo 
es la pregunta o la respuesta a tanta 
dicha insegura? Tos pequeña y seca, 
pulso que viene fresco ya y apaga 
la vieja ceremonia de la carne 
mientras no quedan gestos ni palabras 
para volver a interpretar la escena 
como noveles. Te amo. Es la hora mala 
de la cruel cortesía. Tan presente 
te tengo siempre que mi cuerpo acaba 
en tu cuerpo moreno por el que una 
una vez mas me pierdo, por el que mañana 
me perderé. Como una guerra sin 
héroes, como una paz sin alianzas, 
ha pasado la noche. Y yo te amo. 
Busco despojos, busco una medalla 
rota, un trofeo vivo de este tiempo 
que nos quieren robar. Estás cansada 
y yo te amo. Es la hora. ¿Nuestra carne 
será la recompensa, la metralla 
que justifique tanta lucha pura 
sin vencedores ni vencidos? Calla, 
que yo te amo. Es la hora. Entra y un trémulo 
albor. Nunca la luz fue tan temprana. 



   II 


( Sigue marzo ) 

Para Clara Miranda 
 
Todo es nuevo quizá para nosotros. 
El sol claro-luciente, el sol de puesta, 
muere; el que sale es más brillante y alto 
cada vez, es distinto, es otra nueva 
forma de luz, de creación sentida. 
Así cada mañana es la primera. 
Para que la vivamos tú y yo solos, 
nada es igual ni se repite. Aquella 
curva, de almendros florecidos suave, 
¿tenía flor ayer? El ave aquella, 
¿no vuela acaso en más abiertos círculos? 
Después de haber nevado el cielo encuentra 
resplandores que antes eran nubes. 
Todo es nuevo quizá. Si no lo fuera, 
Si en medio de esta hora las imágenes 
cobraran vida en otras, y con ellas 
los recuerdos de un día ya pasado 
volvieran ocultando el de hoy, volvieran 
aclarándolo, sí, pero ocultando 
su claridad naciente, ¿qué sorpresa 
le daría a mi ser, qué devaneo, 
qué nueva luz o qué labores nuevas? 
Agua de río, agua de mar; estrella 
fija o errante, estrella en el reposo 
nocturno. Qué verdad, qué limpia escena 
la del amor, que nunca ve en las cosas 
la triste realidad de su apariencia. 

Claudio Rodríguez

Claudio Rodríguez nació en 1934 en Zamora y en 1951 se trasladó a Madrid, en cuya Universidad Complutense se licenció en Filología Románica. Se dio a conocer con Don de la ebriedad, un libro deslumbrante que en 1953 ganó el Premio Adonais. De 1958 data Conjuros, su segundo libro de poemas. Fue lector de español en Inglaterra durante ocho años, primero en la Universidad de Nottingham y luego en la de Cambridge. Allí escribió Alianza y condena (1965), Premio de la Crítica de aquel año. De vuelta en España, se dedicó a la docencia universitaria, y hasta 1976 no publicó su cuarto poemario, El vuelo de la celebración. Recibió el Premio Nacional de Poesía en 1983 e ingresó en la Real Academia Española en 1987. Merecedor del Premio Príncipe de Asturias y del Premio Reina Sofía, falleció en Madrid en 1999. Su último libro, Casi una leyenda, apareció en 1991. 

  • Oda a la niñez, de Claudio Rodríguez | Poema

    Claudio Rodríguez

       I 

  • A la respiración en la llanura, de Claudio Rodríguez | Poema

    Claudio Rodríguez

    ¡Dejad de respirar y que os respire 
    la tierra, que os incendie en sus pulmones 
    maravillosos! Mire 
    quien mire, ¿no verá en las estaciones 
    un rastro como de aire que se alienta? 
    Sería natural aquí la muerte. 
    No se tendría en cuenta 

  • La mañana del búho, de Claudio Rodríguez | Poema

    Claudio Rodríguez

    Hay algunas mañanas 
    que lo mejor es no salir. ¿Y adónde? 
    La semilla desnuda, aquí, en el centro 
    de la pupila en plena 
    rotación 
    hacia tanta blancura repentina 
    de esta ola sin ventanas 
    cerca de la pared del sueño entre alta mar 
    y la baja marea, 

  • A mi ropa tendida, de Claudio Rodríguez | Poema

    Claudio Rodríguez

    Me la están refregando, alguien la aclara. 
    ¡Yo que desde aquel día 
    la eché a lo sucio para siempre, para 
    ya no lavarla más, y me servía! 
    ¡Si hasta me está más justa! No la he puesto 
    pero ahí la veis todos, ahí, tendida, 

  • A las estrellas, de Claudio Rodríguez | Poema

    Claudio Rodríguez

    ¡Que mi estrella no sea la que más resplandezca 
    sino la más lejana! ¡No me queme su lumbre 
    sino su altura, hasta lograr que crezca 
    la mirada en peligros del espacio y la cumbre! 
    ¿Quién cae? ¿Quién alza el vuelo? 
    ¿Qué palomares de aire me abren los olmos? Antes 

  • Un suceso, de Claudio Rodríguez | Poema

    Claudio Rodríguez

    Bien est verté que j’ai améet ameroie voulentiers... 
    François Villon 

     
    Tal vez, valiendo lo que vale un día, 
    sea mejor que el de hoy acabe pronto. 
    La novedad de este suceso, de esta 
    muchacha casi niña pero de ojos 

  • Nocturno de la casa ida, de Claudio Rodríguez | Poema

    Claudio Rodríguez

    Es la hora de la puesta, 
    cuando el olor del viento de levante 
    está perdiendo intimidad, y apenas 
    si una cadencia a pino joven, a humo 
    de caserío, a heno, 
    a luz muy poco amiga 
    que está perdiendo poco a poco su alma 
    entre codicia y libertad en torno 

  • Alto jornal, de Claudio Rodríguez | Poema

    Claudio Rodríguez

    Dichoso el que un buen día sale humilde 
    y se va por la calle, como tantos 
    días más de su vida, y no lo espera 
    y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto 
    y ve, pone el oído al mundo y oye, 
    anda, y siente subirle entre los pasos 

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