Y la muerte no tendrá dominio. 
Los hombres desnudos han de ser uno solo 
con el hombre en el viento y la luna poniente; 
cuando sus huesos queden limpios y los limpios huesos se dispersen, 
ellos tendrán estrellas en el codo y en el pie; 
aunque se vuelvan locos serán cuerdos, 
aunque se hundan en el mar de nuevo surgirán, 
aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor; 
y la muerte no tendrá dominio. 
Y la muerte no tendrá dominio. 
Los que hace tiempo yacen 
bajo los dédalos del mar no han de morir entre los vientos, 
retorcidos de angustia cuando los nervios cedan, 
atados a una rueda no serán destrozados; 
la fe, en sus manos, ha de partirse en dos, 
y habrán de traspasarles los males unicornes; 
rotos todos los cabos, ellos no estallarán. 
Y la muerte no tendrá dominio. 
Y la muerte no tendrá dominio. 
Y las gaviotas no gritarán en los oídos 
ni romperán las olas sonoras en las playas; 
donde alentó una flor, otra flor tal vez nunca 
levante su cabeza a los embates de la lluvia; 
y aunque ellos estén locos y totalmente muertos 
sus cabezas martillearán en las margaritas; 
irrumpirán al sol hasta que el sol sucumba, 
y la muerte no tendrá dominio.
Dylan Thomas (Swansea, Gales, 1914 - Nueva York, 1953). Poeta galés en lengua inglesa. Durante un tiempo trabajó como periodista para el South Wales Evening Post y durante la Segunda Guerra Mundial, como guionista para la BBC. Escribió también guiones radiofónicos y cinematográficos. Se dio a conocer como poeta con Dieciocho poemas (1934). Defendió sus concepciones estéticas en Retrato del artista cachorro. Murió en Nueva York el 9 de noviembre de 1953, sus últimas palabras fueron: "He bebido 18 vasos de whisky, creo que es todo un récord".