Elogio de la risa, de Elisabeth Mulder | Poema

    Poema en español
    Elogio de la risa

    ¡Saludad a la risa que pasa! 
    ¡Respetad a la jocunda masa 
    que tiene por bandera un cascabel! 
    La vida es vieja y fea; necesita una gasa 
    que ciña alegremente su cabellera rasa, 
    como una triunfante corona de laurel. 

    No busquéis a la risa su razón matemática. 
    No indaguéis si sus ecos distraen al alma extática 
    o si encierran sus sones mil formas de fingir. 
    ¿Qué importa que una vieja desquiciada y apática 
    ría apáticamente? ¿O que alguna lunática 
    trunque en bruscos desmayos su histérico reír? 

    Lo importante es la risa. Lo esencial el sonido 
    que nos sacuda el alma. Sea real o fingido, 
    tiene sobre nosotros su vibrar tal poder 
    que unas veces nos calma y otras nos da el olvido, 
    y así un gozo mecánico que empezó indefinido 
    acaba y se resuelve en sincero placer. 

    ¡Saludad a la risa! ¡Respetad sus blasones! 
    Ella es la dulce musa que da preciosos sones, 
    y el juego de sus viñas tiene fulgor de gema. 
    Amad sus locas huestes: los payasos burlones, 
    los ciegos optimistas, los alegres histriones 
    y todos los que hicieron de la risa su emblema. 

    ¡Saludad a la risa! Su armonía 
    es el himno más grande, la poesía 
    más pura que en el libro del mundo escribiréis. 
    ¡Dad al viento sus sones, gozad su melodía, 
    reíd con alma y nervios, porque pensad que un día 
    tendréis tierra en la boca… y nunca más reiréis!