Romance del emplazado, de Federico García Lorca | Poema

    Poema en español
    Romance del emplazado

    (Para Emilio Aladrén) 
     
    ¡Mi soledad sin descanso! 
    Ojos chicos de mi cuerpo 
    y grandes de mi caballo, 
    no se cierran por la noche 
    ni miran al otro lado 
    donde se aleja tranquilo 
    un sueño de trece barcos. 
    Sino que limpios y duros 
    escuderos desvelados, 
    mis ojos miran un norte 
    de metales y peñascos 
    donde mi cuerpo sin venas 
    consulta naipes helados. 
      
    * * * 
      
    Los densos bueyes del agua 
    embisten a los muchachos 
    que se bañan en las lunas 
    de sus cuernos ondulados. 
    Y los martillos cantaban 
    sobre los yunques sonámbulos, 
    el insomnio del jinete 
    y el insomnio del caballo. 
      
    * * * 
      
    El veinticinco de junio 
    le dijeron a el Amargo: 
    Ya puedes cortar si gustas 
    las adelfas de tu patio. 
    Pinta una cruz en la puerta 
    y pon tu nombre debajo, 
    porque cicutas y ortigas 
    nacerán en tu costado, 
    y agujas de cal mojada 
    te morderán los zapatos. 
    Será de noche, en lo oscuro, 
    por los montes imantados, 
    donde los bueyes del agua 
    beben los juncos soñando. 
    Pide luces y campanas. 
    Aprende a cruzar las manos, 
    y gusta los aires fríos 
    de metales y peñascos. 
    Porque dentro de dos meses 
    yacerás amortajado. 
      
    * * * 
      
    Espadón de nebulosa 
    mueve en el aire Santiago. 
    Grave silencio, de espalda, 
    manaba el cielo combado. 
      
    * * * 
      
    El veinticinco de junio 
    abrió sus ojos Amargo, 
    y el veinticinco de agosto 
    se tendió para cerrarlos. 
    Hombres bajaban la calle 
    para ver al emplazado, 
    que fijaba sobre el muro 
    su soledad con descanso. 
    Y la sábana impecable, 
    de duro acento romano, 
    daba equilibrio a la muerte 
    con las rectas de sus paños. 

    Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 5 de junio de 1898 – camino de Víznar a Alfacar, 1936) fue un poeta y dramaturgo español, adscrito a la generación del 27. Desde pequeño entró en contacto con las artes a través de la música y el dibujo. En 1915 comenzó a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. Formó parte de El Rinconcillo, tertulia de los artistas granadinos, donde conoció a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realizó una serie de viajes por España con sus compañeros de estudios, que inspiraron su primer libro Impresiones y paisajes (1918). En 1919 se instaló en la Residencia de Estudiantes de Madrid, coincidiendo con numerosos artistas e intelectuales como Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí. Allí empezó a florecer su actividad literaria, con la publicación de obras como Libro de poemas (1921) o El maleficio de la mariposa (1920). En 1929 viajó a Nueva York por sugerencia de Fernando de los Ríos, plasmando este viaje en Poeta en Nueva York, que se publicaría cuatro años después de su muerte, en 1940. En 1931 fundó el grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo mediante obras del Siglo de Oro. Otro viaje a Buenos Aires en 1933 hizo crecer más su popularidad con el estreno de Bodas de Sangre y a su vuelta a España, un año después, siguió publicando diversas obras como Yerma o La casa de Bernarda Alba. En 1936, al regresar a Granada, fue detenido y fusilado por sus ideas liberales.