Thamar y Amnón, de Federico García Lorca | Poema

    Poema en español
    Thamar y Amnón

    (Para Alfonso García-Valdecasas) 
      
    La luna gira en el cielo 
    sobre las tierras sin agua 
    mientras el verano siembra 
    rumores de tigre y llama. 
    Por encima de los techos 
    nervios de metal sonaban. 
    Aire rizado venía 
    con los balidos de lana. 
    La tierra se ofrece llena 
    de heridas cicatrizadas, 
    o estremecida de agudos 
    cauterios de luces blancas. 
      
    * * * 
      
    Thamar estaba soñando 
    pájaros en su garganta, 
    al son de panderos fríos 
    y cítaras enlunadas. 
    Su desnudo en el alero, 
    agudo norte de palma, 
    pide copos a su vientre 
    y granizo a sus espaldas. 
    Thamar estaba cantando 
    desnuda por la terraza. 
    Alrededor de sus pies, 
    cinco palomas heladas. 
    Amnón, delgado y concreto, 
    en la torre la miraba, 
    llenas las ingles de espuma 
    y oscilaciones la barba. 
    Su desnudo iluminado 
    se tendía en la terraza, 
    con un rumor entre dientes 
    de flecha recién clavada. 
    Amnón estaba mirando 
    la luna redonda y baja, 
    y vio en la luna los pechos 
    durísimos de su hermana. 
      
    * * * 
      
    Amnón a las tres y media 
    se tendió sobre la cama. 
    Toda la alcoba sufría 
    con sus ojos llenos de alas. 
    La luz, maciza, sepulta 
    pueblos en la arena parda, 
    o descubre transitorio 
    coral de rosas y dalias. 
    Linfa de pozo oprimida 
    brota silencio en las jarras. 
    En el musgo de los troncos 
    la cobra tendida canta. 
    Amnón gime por la tela 
    fresquísima de la cama. 
    Yedra del escalofrío 
    cubre su carne quemada. 
    Thamar entró silenciosa 
    en la alcoba silenciada, 
    color de vena y Danubio, 
    turbia de huellas lejanas. 
    Thamar, bórrame los ojos 
    con tu fija madrugada. 
    Mis hilos de sangre tejen 
    volantes sobre tu falda. 
    Déjame tranquila, hermano. 
    Son tus besos en mi espalda 
    avispas y vientecillos 
    en doble enjambre de flautas. 
    Thamar, en tus pechos altos 
    hay dos peces que me llaman, 
    y en las yemas de tus dedos 
    rumor de rosa encerrada. 
      
    * * * 
      
    Los cien caballos del rey 
    en el patio relinchaban. 
    Sol en cubos resistía 
    la delgadez de la parra. 
    Ya la coge del cabello, 
    ya la camisa le rasga. 
    Corales tibios dibujan 
    arroyos en rubio mapa. 
      
    * * * 
      
    ¡Oh, qué gritos se sentían 
    por encima de las casas! 
    Qué espesura de puñales 
    y túnicas desgarradas. 
    Por las escaleras tristes 
    esclavos suben y bajan. 
    Émbolos y muslos juegan 
    bajo las nubes paradas. 
    Alrededor de Thamar 
    gritan vírgenes gitanas 
    y otras recogen las gotas 
    de su flor martirizada. 
    Paños blancos, enrojecen 
    en las alcobas cerradas. 
    Rumores de tibia aurora 
    pámpanos y peces cambian. 
      
    * * * 
      
    Violador enfurecido, 
    Amnón huye con su jaca. 
    Negros le dirigen flechas 
    en los muros y atalayas. 
    Y cuando los cuatro cascos 
    eran cuatro resonancias, 
    David con unas tijeras 
    cortó las cuerdas del arpa. 

    Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 5 de junio de 1898 – camino de Víznar a Alfacar, 1936) fue un poeta y dramaturgo español, adscrito a la generación del 27. Desde pequeño entró en contacto con las artes a través de la música y el dibujo. En 1915 comenzó a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. Formó parte de El Rinconcillo, tertulia de los artistas granadinos, donde conoció a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realizó una serie de viajes por España con sus compañeros de estudios, que inspiraron su primer libro Impresiones y paisajes (1918). En 1919 se instaló en la Residencia de Estudiantes de Madrid, coincidiendo con numerosos artistas e intelectuales como Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí. Allí empezó a florecer su actividad literaria, con la publicación de obras como Libro de poemas (1921) o El maleficio de la mariposa (1920). En 1929 viajó a Nueva York por sugerencia de Fernando de los Ríos, plasmando este viaje en Poeta en Nueva York, que se publicaría cuatro años después de su muerte, en 1940. En 1931 fundó el grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo mediante obras del Siglo de Oro. Otro viaje a Buenos Aires en 1933 hizo crecer más su popularidad con el estreno de Bodas de Sangre y a su vuelta a España, un año después, siguió publicando diversas obras como Yerma o La casa de Bernarda Alba. En 1936, al regresar a Granada, fue detenido y fusilado por sus ideas liberales.