Si alguna vez sufres -y lo harás- por alguien que te amó y que te abandona, no le guardes rencor ni le perdones: deforma su memoria el rencoroso y en amor el perdón es sólo una palabra que no se aviene nunca a un sentimiento. Soporta tu dolor en soledad, porque el merecimiento aun de la adversidad mayor está justificado si fuiste desleal a tu conciencia, no apostando sólo por el amor que te entregaba su esplendor inocente, sus intocados mundos.
Así que cuando sufras -y lo harás- por alguien que te amó, procura siempre acusarte a ti mismo de su olvido porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato. Y aprende que la vida tiene un precio que no puedes pagar continuamente. Y aprende dignidad en tu derrota, agradeciendo a quien te quiso el regalo fugaz de su hermosura.
La luna era ese párpado cerrado que flotaba en el circo de la nada -y el niño retenía la mirada su hipnótico vagar de astro cegado. La noche es un jardín narcotizado con esencias de alquimia y sombra helada -y tu infancia una estrella disecada
Bien sabes que estos años pasarán, que todo acabará en literatura: la imagen de las noches, la leyenda de la triunfante juventud y las ciudades vividas como cuerpos. Que estos años pasarán ya lo sabes, pues son tuyos
Si alguna vez sufres -y lo harás- por alguien que te amó y que te abandona, no le guardes rencor ni le perdones: deforma su memoria el rencoroso y en amor el perdón es sólo una palabra que no se aviene nunca a un sentimiento. Soporta tu dolor en soledad,
Lo que el tiempo se lleve que sea tanto como aquello que el tiempo nos dio, regalo inmerecido, dejando la memoria en la inocencia de la vida cumplida, porque nada hiere más y más hondo que el recuerdo: mientras dure una noche en la memoria,
Porque hemos descreído de todo por principios está bien no hacer nada, salir sólo de noche y apurar una copa cuando cierran los sitios. Está bien que la vida nos convierta en sus cómplices y que la vida misma se encargue de aburrirnos,