Palabras privadas, de Felipe Benítez Reyes | Poema

    Poema en español
    Palabras privadas



    Nos hemos hecho daño 
    y el tiempo ya no pasa indiferente. 
    Por qué es tan alto el precio del olvido 
    no sabemos, y herimos 
    con una relajada displicencia 
    aun teniendo muy claro que algún día 
    alguien recordará el dolor que le causamos, 
    porque el dolor persiste en la memoria 
    con una obstinación insobornable, 
    y es fiel, y es rencoroso, y el perdón no le afecta. 

    Nos hemos hecho daño. 
    Y la juventud dorada era de nieve. 





    Para el amor altivo la condena 
    de un alto dolor. 
                 Para el amor 
    que se enfrenta a la muerte, 
    iluminando la tiniebla con fuegos de artificio, 
    para ese amor la herida 
    de las crepusculares sombras. 

    Para el amor que ignora la sustancia 
    funeral de la rosa, turbio aroma de un día; 
    que desconoce destrucción y nada sabe 
    del peso oscuro que en el alma dejan 
    los años, que van huyendo 
    como lobos heridos por un bosque de niebla. 

    Para el amor altivo ya sabéis: ese fuego 
    de llamaradas lentas donde arde 
    como una estrella enferma el corazón. 

    Para el altivo amor nunca hay olvido: 
    su dardo está clavado 
    en el centro sombrío de la vida. 





    Hay siempre mar de fondo en el amor. 
    Hay siempre lunas muertas, estrellas despuntadas, 
    sombras de muertos ángeles. 
    Hay siempre nubes negras y el cadáver de un cisne. 
    Hay un viento que arrastra los jirones de niebla 
    y una mano enemiga que desgarra la niebla. 
    Hay siempre mar de fondo, 
    siempre esconde el amor su aurora oscura. 

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