Callos a la manera de Oporto, de Fernando Pessoa | Poema

    Poema en español
    Callos a la manera de Oporto

    Un día, en un restaurante, fuera del espacio y del tiempo, 
    me sirvieron el amor como callos fríos. 
    Delicadamente dije al encargado de la cocina 
    que los prefería calientes, 
    que los callos (y eran a la manera de Oporto) nunca se comen fríos. 

    Se impacientaron conmigo. 
    Nunca se puede tener razón, ni en un restaurante. 
    No comí, no pedí otra cosa, pagué la cuenta 
    y me fui a dar una vuelta por la calle. 

    ¿Quién sabe lo que quiere decir esto? 
    Yo no lo sé, y pasó conmigo… 

    (Sé muy bien que en la infancia de todo el mundo hubo un jardín, 
    particular o público, o del vecino. 
    Sé muy bien que el que jugáramos era lo propio de él. 
    Y que la tristeza es de hoy.) 

    Lo sé de sobra, 
    pero si yo pedí amor, ¿por qué entonces me trajeron 
    callos a la manera de Oporto fríos? 
    No es plato que se pueda comer frío, 
    pero me lo trajeron frío. 
    No reclamé, pero estaba frío, 
    nunca se puede comer frío, pero vino frío.