No nos alegra tanto la alegría
que siga siendo alegre su añoranza,
ni la añoranza entristecer podría
la alegría que nunca más se alcanza.
Alegre es la alegría, y nos alegra,
o alegría pasada es solamente;
blanca alegría, pesadumbre negra:
¿se siente la alegría que se siente?
¡Vanas palabras! La alegría sabe
ser alegría, no razonamiento.
La mera reflexión nos asegura
un simple espejo, donde luz no cabe.
La mayor prueba para el pensamiento
no es pensar, es sentir esta amargura.