No sé cuántas almas tengo a cada momento mudo. Continuamente me extraño. Nunca me vi ni encontré. De tanto ser, sólo tengo alma. Quien tiene alma no tiene calma. Quien ve es sólo lo que ve, quien siente no es quien es, atento a lo que soy y veo, me vuelvo ellos y no yo. Cada sueño mío o deseo es de lo que nace y no mío. Soy mi propio paisaje; asisto a mi pasar, diverso, móvil y solo, no sé sentirme donde estoy. Por eso, ajeno, voy leyendo como páginas, mi ser. lo que sigue no previendo, lo que pasó para olvidar. Anoto al margen de lo que leí lo que creí que sentí. Releo y digo: '¿fui yo?' Dios sabe por qué lo escribí.
En la calle llena de sol vago hay casas detenidas y gente que camina. Una tristeza llena de pavor me cala. Presiento un suceso más allá de las fachadas y de los movimientos.
La esencia de la tiranía es la fuerza que nos obliga, y la fuerza que nos obliga, o nos obliga absolutamente o relativamente, es decir, condicionadamente.