Llueve en silencio, que esta lluvia es muda y no hace ruido sino con sosiego. El cielo duerme. Cuando el alma es viuda de algo que ignora, el sentimiento es ciego. Llueve. De mí (de este que soy) reniego...
¿Qué pienso yo del mundo? ¡Qué sé yo lo que pienso del mundo! Si me pusiese enfermo, lo pensaría. ¿Qué idea tengo yo de las cosas? ¿Qué opino de las causas y los efectos? ¿Qué he meditado sobre Dios y el alma y sobre la creación del Mundo?
Pasado mañana, sí. Pero sólo pasado mañana... Mañana me pasaré el día pensando en pasado mañana, y así será posible; pero hoy no... No, hoy nada; hoy no puedo. La persistencia confusa de mi subjetividad objetiva, el sueño de mi vida real, intercalado,
Ven a sentarte conmigo, Lidia a la orilla del río. Con sosiego miremos su curso y aprendamos que la vida pasa, y no estamos cogidos de la mano. (Enlacemos las manos.)
Sentir todo de todas las maneras, tener todas las opiniones, ser sincero contradiciéndose a cada minuto, aborrecerse a sí mismo por la plena libertad de espíritu, y amar a las cosas como Dios.
Oí contar que otrora, cuando en Persia hubo no sé qué guerra, en tanto la invasión ardía en la Ciudad y las hembras gritaban, dos jugadores de ajedrez jugaban su incesante partida.