¡Aprovechar el tiempo! ¿Pero qué es el tiempo, para que yo lo aproveche? ¡Aprovechar el tiempo! Ningún día sin línea... El trabajo honesto y superior... El trabajo a la manera de Virgilio, a la de Milton... ¡Pero es tan difícil ser honesto o superior!
Pasado mañana, sí. Pero sólo pasado mañana... Mañana me pasaré el día pensando en pasado mañana, y así será posible; pero hoy no... No, hoy nada; hoy no puedo. La persistencia confusa de mi subjetividad objetiva, el sueño de mi vida real, intercalado,
Sentir todo de todas las maneras, tener todas las opiniones, ser sincero contradiciéndose a cada minuto, aborrecerse a sí mismo por la plena libertad de espíritu, y amar a las cosas como Dios.
¿Qué pienso yo del mundo? ¡Qué sé yo lo que pienso del mundo! Si me pusiese enfermo, lo pensaría. ¿Qué idea tengo yo de las cosas? ¿Qué opino de las causas y los efectos? ¿Qué he meditado sobre Dios y el alma y sobre la creación del Mundo?
Oí contar que otrora, cuando en Persia hubo no sé qué guerra, en tanto la invasión ardía en la Ciudad y las hembras gritaban, dos jugadores de ajedrez jugaban su incesante partida.
Ayer por la tarde, un hombre de ciudad hablaba ante la puerta de la posada. También hablaba conmigo. Hablaba de la justicia y de la lucha por la justicia, y de los obreros que sufren, y del trabajo constante, y de los que pasan hambre, y de los ricos, que tienen anchas las espaldas por eso.