1. Una vez me enamoré
1. 1. No hablaba mi idioma
1. 2. Decidí callar
1. 3. Ahora la amo entre mis dedos
1. 4. Sus ojos son de primavera
2. La enfermedad es un viaje con la vuelta abierta
2. 1. La mortalidad es un síntoma
2. 1. 1. La imagen es eterna
2. 2. Mi amor no la salvó, fue su biología
2. 3. Y una doctora; y un enfermero
3. El temor nos hace amar con firmeza
4. El amor nos hace temer dulcemente
4. 1. El olvido está hecho de escombros
4. 2. Ningún edificio sobrevive sin reformas
5. Ella se curó y me sigue amando
6. Ella me curó porque me ama
6. 1. La salud es a la vida lo que el amor es a la felicidad
6. 2. Imaginar sin sus gestos es lo más parecido a la incomunicación
7. El tiempo se divide en horas y en hechos
7. 1. Su mirada expresa más que cualquier voz
8. Se acaricia el vientre cuando quiere ser madre
8. 1. Le beso el ombligo cuando la imagino dando el pecho
8. 2. Nacimiento y muerte sirven para lo mismo
8. 3. El amor sirve de balanza y contrapeso
9. Espero que se haya enamorado alguna vez
9. 1. Al menos un simulacro
9. 2. Por lo menos una chispa, como un incendio repentino
9. 3. Los ojos no mienten
9. 4. Ni siquiera al resto de seres vivientes
9. 5. Ni siquiera a las piedras
10. Una vez me enamoré de repente
10. 1. De repente, olvidé todas las palabras con significados que ella desconocía
¿Está usted loco?
Loco está usted, loco,
usted está usted,
y yo no le digo nada.
Quien diga lo contrario loco
miente usted, está usted,
usted está y yo soy el loco.
Para estar hay que creer.
¿Loco? Espere usted.
Dame un minuto por favor.
Me gustaría hablar
en este aciago día
sobre la...
sobre la paz en el mundo:
Aprovecho esta...
a ver si me dejan.
Transcurrir en banquete o hambruna,
vida
requerida, dulce, insatisfactoria,
limitada a intermitencias
como lo está una cucharilla:
liviana, ligera
sólo contiene lo que no rebosa,
agujero en potencia.
No puedo quitarme,
no puedo sacar de mi cabeza
la memoria flácida y marmórea carne
más allá de esta frontera epidérmica
que una viva imagen de muerte ignora.
¿Juegas?
Si pudiera decir las olas
que surcan las quillas de mi nube
se hundirían las anclas,
los camarotes y hasta el biruje.
¿A quién conoces viajero?
No levanta la cara del mapa,
náufraga mirada entre letras,
bordes y corrientes de nácar.
No, no estoy especialmente orgulloso
de tantos juguetes de fábrica,
ni del nuevo milagro intelectual como
solución a todas las facturas.
Como si el amor,
como si la vida,
reducidos a este
casi todo, casi juntos,
casi siempre.
Ella, aquella lejana
forma de expresión,
balanza en equilibrio
de días fugaces,
de atmósferas infinitas.
El tiempo olvida
y después mata. No pregunta.
Sólo continúa
dejando tras de sí censuras
imposibles de olvidar.