Ya le he dicho al pequeño jardinero que deje tranquilos los rosales. Él nada. Erre que erre.
Dice mi coach que le lea cuentos por la noche. Mal consejo. Para eso le pago. Le pago mal y tarde, para que no se confíe.
El color del kiwi me dan ganas de cagar. Reír provoca ligeras pérdidas de memoria. El muy cabrón dice que me quiere. Así da gusto. Todavía quedan píldoras bajo la alfombra. Así da gusto.
Me están diseñando una capa atmosférica. No me convence el ambiente familiar. La corbata no combina bien con el ajuar.
Quiere que le compre una mascota. Le pido que se conforme con el canguro. Un pez, quizás.
Le he dicho que de eso nada. No pienso cuidar de Nemo. Ya tenemos un tiburón en la bañera.
El interés de la deuda soberana no cabe en un poema. La poesía es infantil frente a dos puntos de la prima de riesgo, el descenso de la demanda agregada o la eficiencia de nuevos mecanismos de esperanza.