Ya sé, de Francisco Fernández | Poema Ya sé lo que me pasa. Hube de mutilar ciertas rutinas (ruinas) excavarme el torácico sueño (suelto) pero ya lo sé y no hay distancia que lo niegue. Ya sé qué soy. Y tantas otras. Leer el poema
Vas a morir, de Francisco Fernández | Poema Vas a morir (por si no lo sabías). Puedes seguir viviendo en fascículos de mes a mes. A incómodos plazos sin intereses. De todas formas, vas a morir. Por si no lo sabías. Leer el poema
Preferencias ante una sociedad obsoleta, de Francisco Fernández | Poema Es preferible ser hermano del hambre a sobrino de la opulencia. En estos tiempos de venta de nuevos conceptos a través de la ignorancia misma es fácil estar del lado de lo innecesario. Leer el poema
Hay un tiburón en la bañera, de Francisco Fernández | Poema Hay un tiburón en la bañera. Ya le he dicho al pequeño jardinero que deje tranquilos los rosales. Él nada. Erre que erre. Dice mi coach que le lea cuentos por la noche. Mal consejo. Para eso le pago. Le pago mal y tarde, para que no se confíe. Leer el poema
Canción del verano para la hormiga y la cigarra, de Francisco Fernández | Poema El interés de la deuda soberana no cabe en un poema. La poesía es infantil frente a dos puntos de la prima de riesgo, el descenso de la demanda agregada o la eficiencia de nuevos mecanismos de esperanza. Leer el poema
Estromatolitos se llaman, de Francisco Fernández | Poema Se llaman estromatolitos, sedientos devoradores de luz a milenios defecando oxígeno. Bacterias como yo y como tú en mitad del universo; seres vivos. Creadores de viento y lluvia, dioses minúsculos, diosas burbuja. Leer el poema
Para entender este poema, de Francisco Fernández | Poema Si usted no tiene una cuenta en Suiza no entenderá este poema, no entenderá las noticias, las causas de la guerra, las semanas de siete días. Leer el poema
El solitario, de Francisco Fernández | Poema ¿Juegas? Si pudiera decir las olas que surcan las quillas de mi nube se hundirían las anclas, los camarotes y hasta el biruje. ¿A quién conoces viajero? No levanta la cara del mapa, náufraga mirada entre letras, bordes y corrientes de nácar. Leer el poema