Amor constante más allá de la muerte, de Francisco de Quevedo | Poema

    Poema en español
    Amor constante más allá de la muerte

    Cerrar podrá mis ojos la postrera 
    sombra que me llevare el blanco día, 
    y podrá desatar esta alma mía 
    hora, a su afán ansioso lisonjera; 

    mas no de esotra parte en la ribera 
    dejará la memoria, en donde ardía: 
    nadar sabe mi llama el agua fría, 
    y perder el respeto a ley severa. 

    Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido, 
    venas, que humor a tanto fuego han dado, 
    médulas, que han gloriosamente ardido, 

    su cuerpo dejará, no su cuidado; 
    serán ceniza, mas tendrá sentido; 
    polvo serán, mas polvo enamorado.

    Francisco de Quevedo (Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, 1645) estudió en las universidades de Alcalá de Henares y Valladolid, ciudad en la que empezó a nacer su fama de gran poeta, para luego continuar su formación y sus trabajos como literato y traductor en Madrid en 1606, de entre los que destaca la primera versión en nuestra lengua de la obra de Anacreonte, encargada por el duque de Osuna. De su mano, participó como secretario de estado en las intrigas entre las repúblicas italianas en 1613, lo que le valió para ingresar como caballero, tres años más tarde, en la Orden de Santiago. Contemporáneo de Lope de Vega o Luis de Góngora, se cuenta, como ellos, entre los más destacados escritores del Siglo de Oro español.