Desde la torre de Juan Abad, de Francisco de Quevedo | Poema

    Poema en español
    Desde la torre de Juan Abad

    Retirado en la paz de estos desiertos, 
    con pocos, pero doctos libros juntos, 
    vivo en conversación con los difuntos, 
    y escucho con mis ojos a los muertos. 

    Si no siempre entendidos, siempre abiertos, 
    o enmiendan, o fecundan mis asuntos; 
    y en músicos callados contrapuntos 
    al sueño de la vida hablan despiertos. 

    Las grandes almas que la muerte ausenta, 
    de injurias de los años, vengadora, 
    libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta. 

    En fuga irrevocable huye la hora; 
    pero aquélla el mejor cálculo cuenta, 
    que en la lección y estudios nos mejora.

    Francisco de Quevedo (Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, 1645) estudió en las universidades de Alcalá de Henares y Valladolid, ciudad en la que empezó a nacer su fama de gran poeta, para luego continuar su formación y sus trabajos como literato y traductor en Madrid en 1606, de entre los que destaca la primera versión en nuestra lengua de la obra de Anacreonte, encargada por el duque de Osuna. De su mano, participó como secretario de estado en las intrigas entre las repúblicas italianas en 1613, lo que le valió para ingresar como caballero, tres años más tarde, en la Orden de Santiago. Contemporáneo de Lope de Vega o Luis de Góngora, se cuenta, como ellos, entre los más destacados escritores del Siglo de Oro español.