Si vivas estas carnes y estas pieles
son bodegón del comedor rascado,
que, al pescuezo y al hombro convidado,
hace de mi camisa sus manteles;
si emboscada en jergón y en arambeles
no hay chinche que no alcance algún bocado,
refitorio de sarna dedicado
a boticario y médicos crueles,
hijo de puta, dame acá esa bota:
beberéme los ojos con las manos,
y túllanse mis pies de bien de gota.
Fríeme retacillos de marranos;
venga la puta y tárdese la flota:
y sorba yo, y ayunen los gusanos.