Ya sé que no le quieres. No lo digas a nadie Los tres, si tú me ayudas, guardamos el secreto. Nadie más ha de ver lo que tú y yo hemos visto. Se esconderá de todas las personas y cosas que antes eran amigas. Vendrán días de invierno, muy lejos de las mesas donde os servían antes ostras y vino blanco. En los días lluviosos no mirará el asfalto donde os habíais visto cuando ibais a pie porque no había taxis. No abrirá más los libros que le hablaron de ti: ignorará qué dicen cuando no hablan de ti. Y sobre todo, puedes estar segura, nunca sabremos dónde está.
Él se irá confinando en muy lejanas tierras. Caminará por bosques oscuros. No verá la azagaya de luz de la memoria súbita. Y cuando esté tan lejos que ya parezca muerto podremos recordarle, decir que no le amabas. Ya no nos dolerá ver que te necesita. Será como un espectro sin dolor y sin vida. Tal la foto macabra de una Gueule Cassie, que orna un escaparate y no nos sobresalta. Pero ahora, silencio: no alarmemos a nadie, que no vean la herida sangrante y purulenta. Demos tiempo al olvido. Callemos, y que nadie -ni siquiera yo mismo- recuerde que soy yo.
La persiana, sin cerrar del todo, como un sobresalto que se contiene para no caer al suelo, no nos separa del aire. Mira, se abren treinta y siete horizontes rectos y delgados, pero el corazón los olvida. Sin nostalgia
La luz de estío nórdico es inmensa -y aquellas tardes que no mueren nunca. Tal la paz de después. Cuando ellas dicen casi el viejo secreto que buscamos siempre por sendas nuevas. Y ella habla, y me cuenta
Deja que vuelva atrás, hacia tu tiempo. Otra vez nos citamos donde siempre. Veo la negra pasarela -hierros delgados-, cielo blanco, hierba humilde en tierra de carbón, y oigo el silbido del expreso. A nuestro lado -hemos de hablarnos
Llegará el día más largo de algún larguísimo verano. Muy de mañana, antes que el teléfono llame a la playa o al bosque, nos iremos. Entre el vaho de las calles recién regadas atravesaremos la ciudad, hasta tomar el tren más lento que salga. Bajaremos
Ya sé que no le quieres. No lo digas a nadie Los tres, si tú me ayudas, guardamos el secreto. Nadie más ha de ver lo que tú y yo hemos visto. Se esconderá de todas las personas y cosas que antes eran amigas. Vendrán días de invierno,