Elegía y recuerdo de la canción francesa, de Jaime Gil de Biedma | Poema

    Poema en español
    Elegía y recuerdo de la canción francesa

    C' est une chanson 
    qui nous ressemble. 
    Kosma y Prévert: Les feuilles mortes 

     
    Os acordáis: Europa estaba en ruinas. 
    Todo un mundo de imágenes me queda de aquel tiempo 
    descoloridas, hiriéndome los ojos 
    con los escombros de los bombardeos. 
    En España la gente se apretaba en los cines 
    y no existía la calefacción. 

    Era la paz -después de tanta sangre-- 
    que llegaba harapienta, como la conocimos 
    durante cinco años. 
    Y todo un continente empobrecido, 
    carcomido de historia y de mercado negro, 
    de repente nos fue más familiar. 

    ¡Estampas de la Europa de post-guerra 
    que parecen mojadas en lluvia silenciosa, 
    ciudades grises adonde llega un tren 
    sucio de refugiados: cuántas cosas 
    de nuestra historia próxima trajisteis, despertando 
    la esperanza en España, y el temor! 

    Hasta el aire de entonces parecía 
    que estuviera suspenso, como si preguntara, 
    y en las viejas tabernas de barrio 
    los vencidos hablaban en voz baja... 
    Nosotros, los más jóvenes, como siempre esperábamos 
    algo definitivo y general. 

    Y fue en aquel momento, justamente 
    en aquellos momentos de miedo y esperanzas 
    -tan irreales, ay- que apareciste, 
    oh rosa de lo sórdido, manchada 
    creación de los hombres, arisca, vil y bella 
    canción francesa de mi juventud! 

    Eras lo no esperado que se impone 
    a la imaginación, porque es así la vida, 
    tú que cantabas la heroicidad canalla, 
    el estallido de las rebeldías 
    igual que llamaradas, y el miedo a dormir solo, 
    la intensidad que aflige al corazón. 

    Cuánto enseguida te quisimos todos! 
    En tu mundo de noches, con el chico y la chica 
    entrelazados, de pie en un quicio oscuro, 
    en la sordina de tus melodías, 
    un eco de nosotros resonaba exaltándonos 
    con la nostalgia de la rebelión. 

    Y todavía, en la alta noche, solo, 
    con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida, 
    otra vez más sans faire du bruit tus músicas 
    suenan en la memoria, como una despedida: 
    parece que fue ayer y algo ha cambiado. 
    Hoy no esperamos la revolución. 

    Desvencijada Europa de post-guerra 
    con la luna asomando tras las ventanas rotas, 
    Europa anterior al milagro alemán, 
    imagen de mi vida, melancólica! 
    Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos, 
    aunque a veces nos guste una canción.

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