Himno a la juventud, de Jaime Gil de Biedma | Poema

    Poema en español
    Himno a la juventud

    Heu! quantum per se candida forma valet! 
    Propercio, II, 29, 30 

     
    A qué vienes ahora, 
    juventud, 
    encanto descarado de la vida? 
    ¿Qué te trae a la playa? 
    Estábamos tranquilos los mayores 
    y tú vienes a herirnos, reviviendo 
    los más temibles sueños imposibles, 
    tú vienes para hurgarnos las imaginaciones. 

    De las ondas surgida, 
    toda brillos, fulgor, sensación pura 
    y ondulaciones de animal latente, 
    hacia la orilla avanzas 
    con sonrosados pechos diminutos, 
    con nalgas maliciosas lo mismo que sonrisas, 
    oh diosa esbelta de tobillos gruesos, 
    y con la insinuación 
    (tan propiamente tuya) 
    del vientre dando paso al nacimiento 
    de los muslos: belleza delicada, 
    precisa e indecisa, 
    donde posar la frente derramando lágrimas. 

    Y te vemos llegar: figuración 
    de un fabuloso espacio ribereño 
    con toros, caracolas y delfines, 
    sobre la arena blanda, entre la mar y el cielo, 
    aún trémula de gotas, 
    deslumbrada de sol y sonriendo. 

    Nos anuncias el reino de la vida, 
    el sueño de otra vida, más intensa y más libre, 
    sin deseo enconado como un remordimiento 
    -sin deseo de ti, sofisticada 
    bestezuela infantil, en quien coinciden 
    la directa belleza de la starlet 
    y la graciosa timidez del príncipe. 

    Aunque de pronto frunzas 
    la frente que atormenta un pensamiento 
    conmovedor y obtuso, 
    y volviendo hacia el mar tu rostro donde brilla 
    entre mojadas mechas rubias 
    la expresión melancólica de Antínoos, 
    oh bella indiferente, 
    por la playa camines como si no supieses 
    que te siguen los hombres y los perros, 
    los dioses y los ángeles 
    y los arcángeles, 
    los tronos, las abominaciones...