I
¿Amor envuelve en las formas
de un viento? Se transfigura
bajo un viento nuestro abrazo:
concentrándose está en lucha.
Triunfo habrá para los dos,
gocémonos. ¡Oh, no hay burla
contra la fe ya animal
de toda la criatura!
Desaparece la estancia.
Una luz de anhelo y súplica
crea un ámbito al amor
con muros de sombras juntas.
Infinita, sí, trascurre
la noche. Pero se ajusta
-con la precisión de un mundo
soñado por la absoluta
claridad- a este clarísimo
destino: nuestra ventura.
Y la ventura despacio
va confiándose -nunca
más estrellas en el cielo-
a una pesadumbre suya.
Mientras -la carne es también
alma, reina tu blancura-
un ritmo acoge y acrece
la obstinación -¡qué profunda
masa tanta noche en vela!-
de esta casi calentura,
de este buen ardor. Palpitan,
humildemente nocturnas,
las estrellas como si
regalasen una luna
de paz. Paz en la verdad.
II
En la verdad. Y se anuncia
lo más fabuloso. ¿Tumba
para una resurrección,
para llegar a ser pluma
casi indistinta del aire,
aire sobre el mar, espuma
que fuese nube en un cielo
con voz de mar? No hay más ruta
que este más allá mortal:
vértigo de una dulzura
que de más vida en más vida
se atropella, se derrumba,
-¡llega a tal embriaguez
el ser que desde su altura
conspira al derrumbamiento!-
y va a la noche desnuda
con un ansia de catástrofe,
o de postrer paz, en fuga
final ¿hacia qué reposos,
qué aplanamientos, qué anchuras?
¿O hacia la aniquilación
desesperada? Concluya,
concluya tanta inminencia.
Todo se confía -nunca
más estrellas en el cielo--
a su pesadumbre muda,
fatal.
¡Sea!
Fatalmente
puede más que yo la angustia
que me entrega a la catástrofe,
-todo conmigo sucumba-
que no será... que no es
una catástrofe -¡brusca
perfección!- por más que abdique,
y se desplome y se hunda
-amor, amor realizado-
el alma en su carne: puras.
Jorge Guillén nació en 1893 en Valladolid y creció en el seno de una familia liberal. Cursó el bachillerato en Suiza y la carrera de letras en las universidades de Madrid y Granada. Vivió entre 1917 y 1923 en París, donde conoció a Paul Valéry, quien influyó de manera decisiva en su poesía y en su concepción estética general. Lector en Oxford y catedrático en Murcia y Sevilla, la guerra civil le llevó a un prolongado exilio en Estados Unidos, donde impartió clases en el Wellesley College y en la Universidad de Harvard. Al regresar del exilio, y una vez terminada la dictadura, recibió el Premio Cervantes en 1976 y fue nombrado miembro de honor de la Real Academia Española en 1978. Falleció en Málaga en 1984.