Poema de los dones, de Jorge Luis Borges | Poema

    Poema en español
    Poema de los dones

    Nadie rebaje a lágrima o reproche 
    esta declaración de la maestría 
    de Dios, que con magnífica ironía 
    me dio a la vez los libros y la noche. 

    De esta ciudad de libros hizo dueños 
    a unos ojos sin luz, que sólo pueden 
    leer en las bibliotecas de los sueños 
    los insensatos párrafos que ceden 

    las albas a su afán. En vano el día 
    les prodiga sus libros infinitos, 
    arduos como los arduos manuscritos 
    que perecieron en Alejandría. 

    De hambre y de sed (narra una historia griega) 
    muere un rey entre fuentes y jardines; 
    yo fatigo sin rumbo los confines 
    de esta alta y honda biblioteca ciega. 

    Enciclopedias, atlas, el Oriente 
    y el Occidente, siglos, dinastías, 
    símbolos, cosmos y cosmogonías 
    brindan los muros, pero inútilmente. 

    Lento en mi sombra, la penumbra hueca 
    exploro con el báculo indeciso, 
    yo, que me figuraba el Paraíso 
    bajo la especie de una biblioteca. 

    Algo, que ciertamente no se nombra 
    con la palabra azar, rige estas cosas; 
    otro ya recibió en otras borrosas 
    tardes los muchos libros y la sombra. 

    Al errar por las lentas galerías 
    suelo sentir con vago horror sagrado 
    que soy el otro, el muerto, que habrá dado 
    los mismos pasos en los mismos días. 

    ¿Cuál de los dos escribe este poema 
    de un yo plural y de una sola sombra? 
    ¿Qué importa la palabra que me nombra 
    si es indiviso y uno el anatema? 

    Groussac o Borges, miro este querido 
    mundo que se deforma y que se apaga 
    en una pálida ceniza vaga 
    que se parece al sueño y al olvido.

    Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. Entre 1914 y 1921 vivió con su familia en Europa. A su regreso fundó las revistas Prisma y Proa, y publicó Fervor de Buenos Aires (1923) e Historia universal de la infamia (1935). Autor de poesía, cuento, ensayo y trabajos en colaboración, en las décadas siguientes su obra creció, fue traducida a más de veinticinco idiomas y alcanzó reconocimiento mundial. Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, director de la Biblioteca Nacional, miembro de la Academia Argentina de Letras y profesor de la Universidad de Buenos Aires. Recibió importantes distinciones de gobiernos extranjeros, y el título de doctor honoris causa de las universidades de Columbia, Yale, Oxford, Michigan, Santiago de Chile, La Sorbona y Harvard. Obtuvo, entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura (Argentina, 1956) y el Cervantes (España, 1979). Considerado uno de los más importantes escritores en lengua hispana de la historia de la literatura, murió en Ginebra el 14 de junio de 1986. 

    • En la honda noche universal 
      que apenas contradicen los faroles 
      una racha perdida 
      ha ofendido las calles taciturnas 
      como presentimiento tembloroso 
      del amanecer horrible que ronda 
      los arrabales desmantelados del mundo. 
      Curioso de la sombra 

    • Entra la luz y asciendo torpemente 
      de los sueños al sueño compartido 
      y las cosas recobran su debido 
      y esperado lugar y en el presente 
      converge abrumador y vasto el vago 
      ayer: las seculares migraciones 
      del pájaro y del hombre, las legiones 

    • La mano de Virgilio se demora 
      sobre una tela con frescura de agua 
      y entretejidas formas y colores 
      que han traído a su Roma las remotas 
      caravanas del tiempo y de la arena. 
      perdurará en un verso de las Geórgicas. 
      No la había visto nunca. Hoy es la seda 

    • La noche nos impone su tarea 
      mágica, destejer el universo, 
      las ramificaciones infinitas 
      de efectos y de causas que se pierden 
      en ese vértigo sin fondo, el tiempo. 
      La noche quiere que esta noche olvides 
      tu nombre, tus mayores y tu sangre, 

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