No acudiste a la cita, de José Ángel Valente | Poema

    Poema en español
    No acudiste a la cita

    De tu anegado corazón, me llega, como antes tu voz, el vaho oscuro de la muerte. Habítame con ella. Ni siquiera la muerte pueda de mí arrebatarme. La hora puntual. No acudiste a la cita. Ausente. Forma final de tu esperanza ciega: el vuelo roto de la tarde y la explosión al fin de tanta sombra. 

    Sobre la arena trazo con mis dedos una doble línea interminable como señal de la infinita duración de este sueño. Lentamente. Del otro lado. Yo apenas podía ahora oír tu voz. 

    En mis ojos se agolpa repentina la luz. Como si tú, de pronto, volvieras a la vida. Cuerpo de un desconocido. Levantamiento de tu cuerpo en el atardecer anónimo. Ya no quedaba en ti señal alguna que te hiciera nuestro. 

    Ni la palabra ni el silencio. Nada pudo servirme para que tú vivieras. 

    Me parecía ahora como si quedase en suspenso el amor. Y no era eso. Tan sólo tú no volverías nunca. 

    Paisaje sumergido. Entré en ti. En ti entréme lentamente. Entré con pie descalzo y no te hallé. Tú, sin embargo, estabas. No me viste. No teníamos ya señal con que decirnos nuestra mutua presencia. Transparencia absoluta de la proximidad. 

    Tarde final. Declina pálida la luz. Yo fluyo desde la herida abierta en mi costado hacia el endurecido río de tus venas. 

    Convergencia. La hoja cae sobre la hoja. La lluvia en la extensión total del llanto. Yo creí que sabía un nombre tuyo para hacerte venir. No sé o no lo encuentro. Soy yo quien está muerto y ha olvidado, me digo, tu secreto. 

    Un hombre lleva las cenizas de un muerto en su pequeño atadijo bajo el brazo. Llueve. No hay nadie. Anda como si pudiera llevar su paquete a algún destino.

    José Ángel Valente nació en Orense en 1929. Cursó estudios en las Universidades de Santiago de Compostela y Madrid, donde se licenció en Filología Románica. Enseñó algunos años en el Departamento de Español de la Universidad de Oxford, de la que recibió el grado de Master of Arts. Ha publicado los siguientes libros de poesía: A modo de esperanza (1955) (Premio Adonais 1954), Poemas a Lázaro (1960) (Premio de la Crítica), La memoria y los signos (1966), Siete representaciones (1967), Breve son (1968), Presentación y memorial para un monumento (1970), El inocente (1970), Treinta y siete fragmentos (1972), Interior con figuras (1976), Material memoria (1979), Mandorla (1982), El fulgor (1984), Al dios del lugar (1989), No amanece el cantor (1992) (Premio Nacional de Poesía) y Nadie (1996). Su obra poética en gallego se reúne en Cántigas de alén (1996). Reunió parte de sus ensayos en el volumen Las palabras de la tribu (1971). Es autor asimismo de un ensayo sobre Miguel de Molinos, que precede a una edición de escritos de dicho tratadista (1974) y del volumen de textos narrativos y poéticos en prosa El fin de la edad de plata (Seix Barral, 1973). Ha obtenido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1988 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1998.