Oda a la soledad, de José Ángel Valente | Poema

    Poema en español
    Oda a la soledad

    Ah soledad, 
    mi vieja y sola compañera, 
    salud. 
    Escúchame tú ahora 
    cuando el amor 
    como por negra magia de la mano izquierda 
    cayó desde su cielo, 
    cada vez más radiante, igual que lluvia 
    de pájaros quemados, apaleado hasta el quebranto, 
    y quebrantaron 
    al fin todos sus huesos, 
    por una diosa adversa y amarilla 
    y tú, oh alma, 
    considera o medita cuántas veces 
    hemos pecado en vano contra nadie 
    y una vez más aquí fuimos juzgados, 
    una vez más, oh dios, en el banquillo 
    de la infidelidad y las irreverencias. 
    Así pues, considera, 
    considérate, oh alma, 
    para que un día seas perdonada, 
    mientras ahora escuchas impasible 
    o desasida al cabo 
    de tu mortal miseria 
    la caída infinita 
    de la sonata opus 
    ciento veintiséis 
    de Mozart 
    que apaga en tan insólita 
    suspensión de los tiempos 
    la sucesiva imagen de tu culpa 
    ah soledad, 
    mi soledad amiga, lávame, 
    como a quien nace, en tus aguas australes 
    y pueda yo encontrarte, 
    descender de tu mano, 
    bajar en esta noche, 
    en esta noche séptuple del llanto, 
    los mismos siete círculos que guardan 
    en el centro del aire 
    tu recinto sellado. 

    José Ángel Valente nació en Orense en 1929. Cursó estudios en las Universidades de Santiago de Compostela y Madrid, donde se licenció en Filología Románica. Enseñó algunos años en el Departamento de Español de la Universidad de Oxford, de la que recibió el grado de Master of Arts. Ha publicado los siguientes libros de poesía: A modo de esperanza (1955) (Premio Adonais 1954), Poemas a Lázaro (1960) (Premio de la Crítica), La memoria y los signos (1966), Siete representaciones (1967), Breve son (1968), Presentación y memorial para un monumento (1970), El inocente (1970), Treinta y siete fragmentos (1972), Interior con figuras (1976), Material memoria (1979), Mandorla (1982), El fulgor (1984), Al dios del lugar (1989), No amanece el cantor (1992) (Premio Nacional de Poesía) y Nadie (1996). Su obra poética en gallego se reúne en Cántigas de alén (1996). Reunió parte de sus ensayos en el volumen Las palabras de la tribu (1971). Es autor asimismo de un ensayo sobre Miguel de Molinos, que precede a una edición de escritos de dicho tratadista (1974) y del volumen de textos narrativos y poéticos en prosa El fin de la edad de plata (Seix Barral, 1973). Ha obtenido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1988 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1998.