Cotejo de fuentes, de José Manuel Caballero Bonald | Poema

    Poema en español
    Cotejo de fuentes

    La verdinegra tapia que ceñía 
    el jardín del prostíbulo, en parte decorado 
    de rótulos obscenos, todavía conserva 
    los mismos desconchones inclementes, 
    las mismas mordeduras de musgo y de salitre 
    que se veían cuando yo era joven 
    y me asomé a la vida por allí. 

    Teresa Lavinagre, vieja puta 
    que ya andaba de adolescente en sus comercios 
    por los desmontes de Matafalúa, 
    se hospedó andando el tiempo en esa casa 
    cuyos muros devora el desamparo, 
    antes de que el hipócrita de turno la expulsase 
    de la miseria libre de su reino. 
    Era una mujer hospitalaria y jubilosa, 
    dotada de una magnánima variedad 
    de benevolencias, y ahora se extingue 
    al borde de la playa, cerca 
    de ese antiguo burdel, igual que un bulto 
    devuelto por la marea. 
                     Vida dilapidada, 
    corazón decrépito, qué hermosura 
    saber que nunca hizo absolutamente nada 
    para evitar su propio descalabro, 
                             Dios mío.